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228 Vida clel P. Adoain gente y el deseo de oir a nuestro Misionero era tal que a pesar de las lluvias, que fueron muchas, no sólo no dejaba de asistir la gente, sino que acudieron de nueve leguas de distancia a recibir el Sacramento de la Penitencia. Las comuniones fue– ron 515; matrimonios 45; divorciados unidos uno y en la Archicofradía 581. El mismo día 28 empezó la misi6n de Dos Ríos, la cual fué muy pequeña, de cinco días, pues casi todos habían acudido a la misión anterior. Con fodo, no quiso que estos pocos que no habían asistido a la misión de Demajagual quedasen en mal estado, y como estimaba en tanto las almas, fué com'.) nues– tro Divino Salvador en busca de la oveja perdida. Hizo un quinario a la Divina Pastora de las almas, y esta dulcísima Pastora las sacó de su mal estado y las colocó en el redil de Je– sucristo. Distribuyó 131 comuniones; celebró 10 matrimonios de amancebados; inscribió algunos en la Archicofradía, y eri– gió una cruz como recuerdo de la misión, marchando en busca de más pecadores para convertirlos a Dios como lo hizo en las misiones de San Francisco de Jarey, del Bombiney, de Santa Rita, de Giguani y de Baire. III Terminada el día 2 de Septiembre la misión anterior de Dos Ríos, el mismo día pasó al territorio perteneciente a la parroquia de Giguani, cual es el partido de Jarey, y eligió la casa del Teniente situada en San Francisco del Jarey , por ser el punto más céntrico del partido. En este mismo lugar habían dado misión en 1852 dos Misioneros del V. Claret. Nadie dió crédito a las acostumbradas calumnias que desde Contra– maestre corrían contra el Capuchino Misionero, pues eran recientes la misión allí dada y los heroicos actos de caridad que en este mismo partido ejercitó con los coléricos el año de 1852; así que desde un principio hubo gran concurrencia a la misión, demostrándose con esto y con el abundante fruto que se logró, lo absurdo de semejantes calumnias. Concurrie-

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