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S-u apostolado en Cuba 223 pocos días, dando continuas misiones sin interrupción nin– guna hasta el mes de Mayo del afio siguiente de 1855, en los mismos partidos dond8 había dado tres aüos antes, si bien en dive rsos puntos para mayor comodidad de la gente, empezando por la Misión del Bongo, punto perteneciente en lo civil al partido de la Enramada y en lo eclesiástico a la parroquia de Morón. Llegaron al punto de la misión a las once de la maüana del día 26; mas como ni el Sr. Párroco, ni el Capitán habían recibido comunicación alg·una de s:u venida, nada habfa preparado, a pesar de lo cual, arreglando del mejor modo que pudieron el local donde debían dar la misión, la comenzaron el mismo día por la noche, si bien con poca gente, por las muchas lluvias. Seis días duró la misión, sin que pudieran acudir a ella por las tenaces lluvias más que los colonos del Capitán, gente ele color y de mucha sencillez e inocencia de costumbres. Por esta razón las comuniones fueron nada más que 60 y los matrimonios muy pocos en esta y en las siguientes misiones, pues siendo la segunda vez que recorría estas misiones, ya habían quedado pocos amance– bados ele la primera. Inscribió en la Archicofradía 153 per– sonas. El día 2, por la maüana, dió fin a esta misión y el mismo día por la tarde, pasó solo, según parece, a dar otra misión en el Partido de la Enramada, en el punto denominado Casa Quemada, a ruegos de los vecinos de este punto, y en parti– cular de la señora cuya era la casa. La misma tarde empezó la misión con un auditorio regular; el cual no disminuyó aunque llovió todas las tardes fuera de dos. Era tal el fervor y el deseo de aprovecharse d8 la misión, que las mujeres iban de una y dos leguas a pie, metiéndose en el fango hasta las rodillas, y algunas tardes sucedió que pe::isando nuestro Misionero que no podría acudir ninguno por los fuertes agua– ceros que caían a la hora precisa de asistir a la misión, se en– contraba con una concurrencia igual a :a que podría reunirse a no haber caído ni una gota de agua. Tal es la fuerza de la gracia de Dios en las almas que son dóciles a ella. En esta

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