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18 Vida del P. Adoain Pamplona», de la instrucción y educación de los presos de -dichas cárceles, pidió permiso a su P. Guardián para ir a la cárcel, a fin de mover a contrición aquel endurecido pecador. Obtenida la licencia, aunque todavía no era predicador, en atención sin duda a la santidad de su vida. corre desolado a la prisión, y sin decir una palabra al reo, allí presente, arrodílla– se ante un crucifijo y empieza a castigar duramente su propio cuerpo con unas disciplinas de alambre, diciendo al mismo tiempo: <<jDios mío, haced que no se pierda esta oveja desca– rriada!». Aumentaba así la durísima penitencia que ante el mismo reo se había impuesto, por lo que admirado éste al ver correr la sangre por las espaldas del Padre, no pudo menos de caer también de rodillas exclamando: «¡Yo soy el pecador, yo €1 que debe sufrir esa penitencia!» Y arrepentido y contrito, murió cristiana y santamente, no separándose ele su lado el P. Esteban hasta que la mano del verdugo puso término a la -existencia de aquel desgraciado». Así, y sin más detalles, se nos refiere este suceso en las biografías del Siervo de Dios, mas los trabajos que hemos hecho para indagar más pormenores, nos permiten asegurar -como cierto que el reo ele que se trata, convertido por nuestro fervoroso estudiante, fué Nicolás l\farcilb, el cual fué ajusti– •ciado en la plaza de la fruta de Pamplona el día 22 de Septiem– bre del año de 1833; pues en el libro registro ele la «Asocia– •Ción de Caridad ele las Cárceles Reales de dicha Ciudad», don– de se asientan las ejecuciones a que asistió dicha Asociación, se dice de él :¡ue estuvo tres cuartos ele hora reconciliándose {sic) con el P. Pasajes, que era el Lector de nuestro P. Esteban. por haber sido muy rebelde para confesarse hasta su última hora, siendo así que de los demás sentenciados a muerte an– teriores y posteriores a estos cuatro aüos en que nuestro Padre Esteban fué conventual en Pamplona, no se hace ningu– na mención ele sus disposiciones espirituales, suponiéndose -que todos ellos recibieron los Sacramentos sin resistencia. De lo cual parece desprenderse que cuando se vió que los es– fuerzos de los Capuchinos y otros Sacerdotes para convertir

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