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Su apostolado en Cuba 197 nana del sig·uiente día salieron de Llaterita, llegando a las nueve al punto llamado San Antonio, donde al instante se sentaron a confesar adultos, y S. I. administró a 90 personas la confirmación. A las tres volvieron a continuar su viaje para llegar a las diez de la noche a Vega Larga, en el río Jojó, en donde descansaron hasta el día siguiente a las cuatro de la mañana. Desde este punto hasta Baracoa, hay 12 leguas, de las cuales 4 debían hacerse necesariamente a lo largo del río, debiendo vadearlo 33 veces por sitios muy peligrosos, y otras 4 por las montañas llamadas las Oucliillai de Bctracoa. Des– pués de comer en casa del Capitán Lafita, a donde había lle– gado una comisión del Cabildo de Baracoa, emprendieron su marcha a esta ciudad, a donde llegaron el 23 de Febrero a las seis de la tarde. Como, por una parte, desde el año de 1791 en que hizo la visita el Ilmo. Feliú, no había sido visitada esta ciudad por su Pastor, y, por otra, todavía se conservaba muy vivo el fervor y entusiasmo religioso que se había despertado, hacía un año, en la misión que dió el P. Esteban, se deja comprender fácilmente que sus habitantes le dispensaran un recibimiento entusiasta, como efectivamente sucedió, y que con la fervorosa predicación de tan santo Prelado, se enfer– vorizaran y se entusiasmaran más y más. En los doce días que estuvo aquí de visita, se distribuyeron más de 3,000 comuniones y se celebraron 62 matrimonios. Los confirmados fueron 4,620, quedando todavía muchos que no pudieron reci– bir este Sacramento, porque S. I. tenía prisa para pasar a hacer la visita de Sagua. El día 7 de Marzo se embarcaron para Sagua, y con viento en popa, llegaron felizmente el día 8 a la Bahía de Tánamo, y por el río Sagua subieron hasta cierto punto en donde les esperaba el Capitán Don Tomás García, con más de 60 de a caballo; seguido de tan lucido acompañamiento entró en Sagua, siendo recibido por un inmenso gentío entusiasmado de ver a su Padre y Pastor. Todas las calles por donde había de pasar estaban engalanadas con enramadas y colgaduras. En los siete días que S. I. permaneció aquí, reav:vóse el fuego

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