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196 Vida dei, P. Adoain Ti-Arriba, en donde se encontró con S. I. que estaba haciendo la Santa Visita Pastoral. Parece muy natural que después de un viaje tan largo, que por necesidad debía ser muy penoso, pues tendría que hacerlo a caballo, descansase algún día; pero no sucedió así, sino que luego de llegar, a eso de las nueve de la mañana, se puso a oir confesiones hasta la hora de las confirmaciones. En Ti-Arriba se dieron con motivo de la Visita 500 comuniones y se verificaron 900 confirmaciones. El día 12 de Febrero salió con el señor Obispo a la visita de los Tiguabos, y después de un. viaje de 10 leguas, llegaron el mismo día para las once de la mañana. Por la tarde dió principio a la visita que duró hasta el 15. Comulgaron 400 personas, se celebraron 17 matrimonios y el seño1· Arzobispo administró la Confirmación a 670 personas. El día 15 por la tarde salió para el Saltadero. Aune~ue en todos los pueblos a los que acompañó a S. I. había dado mi– sión el P. Esteban el año anterior de 1852, sin embargo no se reducía la visita sólo a confesar, comulgar, celebrar matrimo– nios y confirmar, sino que el celoso Arzobispo dirigía también la palabra a sus fieles, por sí o por sus celosos Misioneros, como sucedió en los seis días que estuvo aquí de visita; en el primero predicó el P. Esteban, y en los días restantes S. I. Los frutos de la visita fueron 600 comuniones, 50 matrimo– nios y 1,144 confirmaciones. Las comuniones fueron pocas, a causa de la ignorancia en que vivían los esclavos, a los cuales no se pudo preparar para recibir dignamente este Aug·usto Sacramento. El día 21 emprendió S. I. el viaje a Baracoa por tierra , fu é un viaje muy largo (44 loguas) y muy penoso. Salieron acom– pañados de todo el pueblo del Saltadero, que los siguió hasta cierta distancia, llegando aquel mismo día a las nueve de la noche a una hacienda o ingenio llamado Llaterita; en lugar de descansar, como era natural, para emprender el viaje al día siguiente, rezaron el :Rosario, confesaron a los que vivían en el ingenio y S. I. confirmó 69 personas. Poco o nada hu– bieron ele descansar aquella noche, pues a las tres de la ma-