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Su apostolado en Cuba 191 fOr el cual ni piden ni quieren retribución sino del cielo, a -esparcir por el pueblo y a mi costa sobre cien mil libros evan– gélicos y recoger infinidad de otros muchos hediondos cuya ~.mtrada , circulación y malas consecuencias, la acción del Gob ierno aislada y sin nuestro auxili9 y cooperación no es capaz de contener . Y en fin, debía saber V. E. qlle con su misma ayuda me he hecho dueño para Dios de las conciencias según los datos que conservo, llegando a 70,000 el número de personas que han recibido el pan eucarístico, sólo en las dis– tintas comuniones generales verificadas en año y medio , y calculándose, según los mismos datos, que hemos oído más de trescientas mil confesiones. Dios sea bendito por todo y a El solo la g loria . Por último, también debía hacer ver a V. E . que lejos de descuidarse en corregir a los indignos, acometo la empresa, sin mirar las dificultades ni contradicciones de ninguna especie: y que, si no separo de una vez o inhabilito completamente a todos los que lo merecen, la culpa no es mía, pues ni tengo sustitutos ni otros títulos de ordenación para crear nuevos clérigos que los mismos beneficios enviados, que no son más que 36 en toda la vasta Diócesis hasta el presente. »Creo dejar satisfechos con mis explicaciones los informes que se sirve pedirme en su atenta comunicación a que contes– to, y le quedo muy agradecido a su prudencia y considera– ción en este negocio delicado . Y en justo obsequio del bien público y de la autoridad que V. E. tan dignamente ejerce, le aseguro que redoblaré mis esfuerzos parn evitar en lo suce– sivo el menor pretexto a inculpaciones contra mis Misioneros y demás subordinados.-Dios guarde a V. E. muchos años.– Antonio M.a, Arzobispo de Cuba.» Después de leído este informe, sólo nos resta exclamar: l Dichosa persecución que le valió tener por panegirista a un santo como el P. Claret! «Sin embargo, según dice el escritor de la vida del Padre -Claret, el asunto principal pasó a la Audiencia de la Habana, y el señor Claret presentó ante ella una nueva y larga defen-

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