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il.78 Vida del P . Adoain IV He aquí la brillante defensa y elogio del V. P. Claret: <<Al Excmo. Sr. Capitán General de la Isla. -En 7 de Febrero de 1853. - Arzobispado de Cuba. - Excelentísimo Sr.: La atenta comunicación reservada que se sirvió V. E. di– rigirme con fecha 24 de Enero último, si bien me ha causado extrañeza por la clase de cargos contra mis misioneros a que se contrae, no ha sido tanta, porque sin tener noticia oficial alguna, sabía, no obstante, que se entablaban y meiiaban reclamaciones más o menos vagas contra ellos ante las auto– ridades civiles. »Ya en otra ocasión, hablando a V. E. confidencialmente en carta particular desde Bayamo, tuve que advertirle que, según avisos muy respetables, no conceptuaba inviolable mi persona y la de mis dignos Misioneros, y me congratulo en confesar que el Teniente Gobernador de aquella ciucad me prestó toda clase ele auxilios para evitarme a mí y a los míos el menor desacato, así como también debo reconocer qae sólo unos cuantos díscolos y de malas costumbres y antecedentes, eran los que nos ponían en alarma con sus maquina2iones, pues lo general de los habitantes, en todas partes sin excep– ción alguna, y muy especialmente en Cauto mismo, nos han dado pruebas inequívocas y palmarias de docilidad, respeto, rnmisión y religiosos sentimientos. »Creo conveniente sentar este principio y referirme . a la carta confidenr,ial cuyo contenido deseo tenga V. E. a la vista en este asunto. »Y no puedo menos de aplaudir la discreción de V. E. en su modo de proceder. Tratándose de materia tan deli~ada y espinosa como es dar o no oídos a las üistintas acusaciones aglomeradas en ese Gobierno contra Sacerdotes de mi Dióce– sis, por abusos supuestos en el ejercicio de su sagrado minis– terio , natural era dirig·irse al Prelado de quien dependen, por– que no se trataba de funcionarios del Gobierno, sino de minis-

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