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Su apostolado en Cuba 169 - ------------------ --- - ·- ------ a otra misión. Esta fué la última de las que dió este año -de 1852. No podemos resistirnos al deseo que sentimos de echar la mirada hacia atrás para saborear de un golpe de vista la glo– .riosa, brillante y fecunda campaña apostólica de este celebé– rrimo Capuchino en Cuba, durante el año de 1852. Y, en efecto. resumiendo lo aquí referido, resulta que dió durante este año 22 misiones, de las cuales una duró más de 40 días, dos pasaron de 30 días, cuatro de 20, siete de 10, y las demás menos de 10; además, dos Triduos y sermones sueltos fuera de las misiones, resultando que de los 365 días que tiene el año, estuvo todos ellos ocupado en dar misiones o en los viajes de ellas, excepto los 10 días de ejercicios que hizo en Santiago de Cuba y 4 que estuvo descansando en Santiago antes de salir con Su Ilma. para la misión de Santa Cruz. A este trabajo tan abru– mador hay que añadir la multitud de leguas que tuvo que andar y la incomodidad de los.viajes, los cuales tenía que ha– cer o embarcado o a caballo; y aunque él no lo diga en sus apuntes, siempre consecuente en no decir cosa alguna que redunde en su alabanza, creemos que algunas veces los hacía a pie, lo cual tenía qne ser muy fatigoso necesariamente, y muy propio para acarrearle grandes molestias, las cuales calla con cautela y disimulo; con todo, las conocemos por otros conduc– tos, como más adelante veremos. En sus misiones llevaba distri– buídos hasta este tiempo 33,448 comuniones, la mayor parte de gente que no lo había hecho en muchos años y había cele– brado 3,863 matrimonios entre gente de mal vivir, dejando al lector el calcular el número de hijos legitimados que esto .supone; adem,is, un número muy considerable de divorciados volvieron a unirse con sus legítimas esposas, y todo sin fal– tar en lo más mínimo ni a las leyes divinas, ni a las eclesiásti– cas y civiles, ni a las instrucciones recibidas de su Prelado el V. P. Claret. Y si alguien preguntase cuál era el crimen o delito por el que fué perseguido y calumniado, precisamente en circunstancias en que exponía su vida pa1•a servir a los co– ,.iéricos, responderémosle que no fué otro que el grande fruto