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158 Vida del P. Adoain iglesia de Santa Rita, pasó con su compañero a reu:iirse al Señor Arzobispo en Giguani. Quizá en ninguna otra misión dieron tantas muestras de sentimiento por la despedida y mar– cha de los Misioneros como en esta. V Giguani era una villa que tenía Teniente Gobernador y dista 7 leguas de Bayamo y 24 de Santiago de Cuba. En esta Parro– quia habían predicado una misión en el año de 1787 los ya cita– dos y famosos Misioneros Gapitcliinos Portillo y Rocamo1·a, del Colegio de la Habana, y desde entc,nces no se había dado mi– sión alg·una hasta ahora, en el largo espacio de 65 años, dato que por sí solo es suficiente para que el lector pueda apreciar el estado de relajación de costumbres y desmoralización en que necesariamente debía encontrarse esta Parroquia, como otras muchas de la Isla, dada la escasez del clero secular en Cuba. Para cuando nuestro P. Esteban pasó a Giguani, q·.1e fué el día 16, ya hacía 12 días que S. Ilma. había empezado a predicar la santa misión, siendo ocioso que nos detengamos 1:1, encarecer los grandes deseos que todos mostraron, desde un principio, de oir a su Santo Prelado, el inmenso concurso que acudía a los sermones y la puntual asistencia a los actos de la misión. Como continuamente estaban rogando al Señor Arzobispo desde Santiago de Cuba que fuera a consolarios en la terrible peste del cólera que los asolaba, no pudiendo re– sistirse a tantas súplicas, al fin salió el día 17 para Baire y de aquí a Santiago de Cuba, dejando al P. Esteban para que conti– nuase y acabase la misión de Giguani, en la que todavía que– daba mucho trabajo, como así lo hizo, dando principio a sus tareas apostólicas con su compañero el día 17 de Noviembre, y prosiguiendo hasta el día 5 del siguiente mes, en que terminó. Hacía algún tiempo que el Seüor, en su infinita misericor– dia, había enviado a Cuba dos Misioneros efi.cacísimos para la salvación de las almas, que fueron los terremotos y el cólera,

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