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154 Vida clel P. Adoain este incansable operario evangélico pensaba seguir por lo me– nos una semana más predicando la misión, y lo hubiera iecho, sin duda, a no recibir una carta del Señor Arzobispo escrita en Guisa, en la que le decía que lo dejase todo y pasase al punto a ayudarle a dicho partido, pues el P. Lorenzo San– martí, a quien nuestro P. Esteban había. dejado enfermo en Bayamo, había vuelto a recaer en su enfermedad y no podía ayudar a Su Ilustrísima; en vista de lo cual, el mismo día 24 dió la Bendición Papal por la noche a todo el concurso, que pasaba de 2,000 almas, entre las que había muchas del Dátil. del Cautillo, de Bayamo y otros sitios. «Muy pocos son, dice en sus apuntes el P. Adoain, los Partidos que han manifestarlo tanto entusiasmo por la misión. En otros siempre hubo que luchar con alguno, mas en este fué preciso moderar los llantos y sollozos al tiempo de la despedida. Quisieron enviar una Comisión al Señor Arzobispo para que me dejara, pero yo no se lo permití, porque no cono– cían el carácter de mi Santo Prelado. » El día 25 salió del Horno obedeciendo la orden de Claret, y más bien parecía aquello un paseo triunfal que un viaje, pues fupron acompa– ñándole hasta Guisa en donde se hallaba S. E. Ilma. cua– renta y dos señores de los principales ele la poblacién del Horno. Así confundía Dios a los detractores ele este ~eloso Misionero; así compensaba con tales consuelos los trabajos y fatigas que le ocasionaba su pesado y laborioso ministerio. Para perpetua memoria de esta misión, plantó una cruz de ocho varas y media ele altura delante de la pequeña iglesia ele San Pablo. IV San José de Guisa es una Parroquia distante ele Bayamo unas seis leguas, rodeada de montañas, que dan a la poblaci,5n un aspecto delicioso y pintoresco, con su cielo siempre despejado, su clima muy templado, sus aguas muy finas y sus aires acaso los mas puros ele todo Cuba. Hay Comandancia, y está diYidida

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