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Su apostolado en Cuba 143 ret.» También en esta misión excomulgó nom.inl);tim el V. Arzobispo a Don Agustín Vilarrodona, Comerciante y vecino del Zarzal, amancebado, el cual, amonestado primeramente por S. I. y después por nuestro Misionero para que se separa– se de su concubina, no sólo no hizo caso, y no obedeció, sino que se burlaba del Prelado, de los consejos y disposiciones que para arreglar los matrimonios tomaba, y lo que es más, influía en el ánimo de otros para que imitasen su conducta. He aquí como se refiere el caso en la vida del P. Claret (1): «Fuente de disgusto fué también para el Siervo de Dios otro hecho particular, en que manifestó la energía que corresponde a un Santo Prelado cuando se trata de defender el vigor de la disciplina y pureza de costumbres. El celo que el amante Pastor mostraba para quitar todas las uniones ilegítimas por medio del santo matrimonio, se extendía a todas sus ovejas. Entre estos había un tendero que vivía hacía mucho tiempo amancebado, y lejos de aprovecharse de los paternales avisos y amonestaciones del P. Claret, se burlaba de él, de sus con– sejos y de las disposiciones que tomaba para arreglar los ma– trimonios de las personas que vivían mal e influía maliciosa– mente en el ánimo de los otros con sus palabras y malos eJemplos. Deseoso el Señor Claret de ganarle para Dios, envió dos Misioneros a predicar en el pueblo donde el tendero resi– día, para ver si con las exhortaciones de los predicadores y el movimiento extraordinario de piedad, que en tales casos sue– le haber, se movería a convertirse; pero fué inútil : agotáron– se los medios ordinarios antes de pasar a los extraordinarios, mas unos y otros no dieron resultado alguno satisfactorio. El infeliz se reía de las amonestaciones, correcciones y amena– zas del Prelado y de los Misioneros. »Apurados ya todos los medios y viendo que el escándalo iba en aumento, el Arzobispo le exhortó por edicto público; pero tampoco hizo caso el delincuente de este nuevo paso. Tan tenaz resistencia puso en angustiosa situación el corazón (1) Tomo I, pág. 472. .

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