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134 Vida del P. Adoai11 IV Terminada, como queda dicho, el día 25 la misión de Guá, salió nuestro Misionero acompañando a S. I. el día 26 por la mañana con dirección a Giracoa, uno de los Partidos que comprende la Parroquia de Jara, a saber: Jara y Giracoa. Lle– gados a Giracoa, el Señor Arzobispo prosiguió su viaje a Jara, a dar la misión en la iglesia parroquial enclavada en dicho Partido, y nuestro P. Esteban con su compañero se quedó a darla en Giracoa, habilitando para Iglesia una casa del Licen– ciado Torres, como se vió obligado a hacerlo en mucho::, Par– tidos. Este tenía unas 1. 300 almas. Acaso ninguna misión tuvo tan buenos principios como esta, porque como el Capitán del Partido, Don Miguel Gonzá– lez, había recibido órden del Gobernador de Manzani~lo de prestar a los Misioneros toda la ayuda y protAcción que pu– diera, tenía ya aquél formada la lista ele todo::; los amanceba– dos que existían en el territorio de su jurisdicción y la pre– sentó a los Padres; y así, en la misma tarde que dió principio la Misión, que fué el 26, pidieron ser proclamados -para casarse 18 amancebados sin que nadie les hubiera llamado . . Como se hallaban tan bien dispuestos pa1·a oir la pdabra de Dios, su entusiasmo fué aumentando ele día en día, tanto, que a pesar de haber llovido algunos días muy copiosamente, no por eso dejaban de asistir a la misión desde muy lejos, sino que cada día crecía más y más el auditorio, llegando a despoblarse todo el Partido para asistir a la misma. Este en– tusiasmo se comunicó también a los Partidos limítrofes del Zarzal, Jara y Manzanillo, ele donde acudió bastante gente, de modo, que para ser una misión rural, se reunía un concur– so muy numeroso. El vicio predominante era el amanceba– miento, común a toda la Isla, tanto que no se veían más que amancebados por todas partes, por lo cual, procuró desle el principio hacerles comprender en sus reuniones las ventajas que reporta el matrimonio, y con tan feliz éxito que hubo noche

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