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130 Vida del P. Adoain para recibir la Visita de su Pastor y Prelado, que llegaría tam– bién a administrar el Sacramento de la Confirmación, lo cual se verificaría el día 4. Al oir esto, todos se llenaron de un santo entusiasmo, se confesaron los pocos que todavía no lo habían hecho y la Comunión resultó aún más lucida que las anteriores. No quiso ser meo.os que el resto de la población la Compañía de soldados que estaba de guarnición en el pueblo, sino que llevada de santa competencia, quiso aprovecharse del beneficio de la misión, y así fué que todos sin exceptuar uno, comenzando por el Capitán y Oficiales y acabando por el últi– mo soldado, se confesaron, comulgaron y arreglaror_ sus vidas. Los Oficiales, gente que conocía bien a fondo la p}bla– ción, estaban admirados de lo sucedido y afirmaban que, a no haberlo presenciado con sus propios ojos, jamás hubieran creído que se hiciera tanto fruto. El resultado fué que comul– garon como unas 500 personas, número muy considerable, pues eran pocos más los habitantes; se celebraron 42 matri– monios ele amancebados, obligando a otros a separarse de sus concubinas, porque tenían tales impedimentos que les impe– dían contraer matrimonio. Su Ilustrísima llegó el día 4, como había anunciado, a las once de la mañana, haciéndole un recibimiento cual convenía a su alta dignidad y relevantes méritos. Se formaron varios arcos de triunfo, y las calles por donde había de pasar se adornaron con palmas y hermosos ramajes hasta la. ig~esia, ~uya entrada estaba primorosamente adornada por la oficia– lidad de la guarnición. Salieron a recibir a S. I. al vapor en las falúas del Gobierno los sacerdotes llegados de Puerto Prín– cipe, los dos Comandantes, los Oficiales y otros señores, e hizo una entrada triunfal en medio de las mayores demostra– ciones de afecto y veneración que le prodigaba la muche– dumbre enfervorizada y entusiasmada con la misión .•En los dos días siguientes administró el Sacramento ele la Oonfüma– ción, y el 7 volvió a Manzanillo de donde había venido. Horroroso llama el P. Esteban a un suceso que no sabemos cómo calificar; porque si, considerado el hecho bajo un aspecto,

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