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128 Vida del P. Adoain él no se desanimó, premiando el Señor su confianza. He– aquí ele que medio, al parecer casual e insignificante, se sir– vió Diol:l para ablandar sus corazones y dar principio a)a con– versión de tan obstinados pecadores. El mismo día 23, al vei· su dureza, les predicó un terrible sermón sobre el dilatar la conversión, y les amenazó con que, si no se convertían y deja– ban su mala vida, iba Dios a enviarles un castigo. No sabemos si para esto se sentiría movido por Dios, pero sucedió que al día siguiente cayó sobre la cabeza de uno de ellos un bocoy o barril grande de miel, dejándole como muerto. Todos tomaron esto como una desgracia providencial, como un castigo de Dios, exclamando «¡Castigo! ¡Aviso!», y desde entonces, cambiaron un poco, no mucho. En este estado las cosas. continuó la misión , señalándose el día 30, fiesta de Pentecostés, para celecrar la primera Comunión general de adultos y para el 31 la de los niños y niñas. Viendo el P. Esteban que se acercaba el día de la comunión y que eran pocas las personas que se había:1 con– fesado, notándose poco entusiasmo en la gente , creyó necesa– rio dar un golpe semejante a los que leemos en la vida de nuestro Beato Diego de Cácliz, a fin ele despertarlos del letargo e indiferencia en que yacían y consumar la conversión, que había comeuzado en aquellas personas amancebadas, y así lo hizo, con el más brillante éxito y resultado. Efectivamente, el día 28, después ele rezado el Santo Rosa– rio, antes ele empezar a predicar, dirigiéndose al P. Sanmartí en presencia de todo el auditorio, le dijo estas palabras (1): «Amado compañero, hace ocho días que estamos predican– do en este pueblo y todavía el fruto es insignificante; sabe muy bien lo que dice Jesucristo a sus Apóstoles, que si no fuesen bien recibidos en una ciudad o pueblo, huyan a otro. Viendo, pues, la dureza de estos habitantes, coja el estandarte de la Divina Pastora y retirémonos a llorar sus pecados; yo tomaré el Santo Cristo, y salgamos ele aquí. » Y diciendo y haciendo, salieron de la iglesia, Al oÜ' y ver esto, se levantó un (1) Manuscritos clel P. Esteban.

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