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126 Vida del P. Adoain táctica especial para sacar de su mal estado a esta clase de pecadores, como sucedió en el presente caso, descubi-ie::ido y convirtiendo a muchos amancebados ocultos. Así lo reconoció el P. Claret. Por esta razón, los que estaban manchados con aquel vicio y no querían abandonar su mala vida, le persiguieron con tanto o e0n mayor saña si cabe que al Santo Arzobispo, como después veremos, y los enemigos del uno fueron enemigos del otro, ,porque nuestro P. Esteban era el brazo derecho del P. C~aret. Hablando de esta misión, dice el P. Esteban: «Si en todas las misiones triunfó la g-racia, en esta se burló completamente del infierno.» Al día siguiente de acabar esta misión, esto es, el día 14, volvió con su compañero a la capital del Arzobispado, ,en donde permanecieron hasta el día 19, en que se embarca– ron en compañía del Señor Arzobispo en el vapor «Cárdenas» ,con mmbo a la ciudad de Manzanillo, a donde arribaron el día de la Ascensión, desembarcando a las cuatro de la tarde. Como el Santo Prelado iba con el fin de misionar, hacer la Visita ;pastoral y confirmar, fué recibido y conducido procesional– mente hasta la iglesia en medio de un gentío inmenso, Jan– tándose allí el Te Deum. Nuestro P. Esteban, dejando en esta •Ciudad a Su Ilustrísima, volvió de nuevo a embarcarse con su compañero para la ciudad de Santa Cruz, donde arribaron el ,dfa 21 con el fin de dar allí una misión. II Esta comenzó el día 21 de Mayo y dur,:5 hasta el 3 de .Junio. Una vez en Santa Cruz, preguntaron por el Cura, D. Ra::nón Rivero ;. mas ¡cuál no sería su sorpresa al ver que vivía en la -sacristía de la iglesia! Dirigiéronse allá los Misioneros y pudie– ·ron comprobar con sus mismos ojos que, por carecer de casa parroquial, vivía en suma pobreza y miseria, teniendo su escaso ajuar en la sacristía de la iglesia, de la cual sacó al punto -dos baules y otros trastos viejos que en ella guardaba, aten-

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