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Su apostolado en Cubct 11)\Jl hora en que iban a desayunarse, y esto en silencio. Después de} desayuno, se retiraban a sus aposentos, hasta las nueve. De nueve a diez, lectura espiritual por las cartas del joven será..;. :fico, libro escrito por el P. Fr. José de Areso, y loR salmos penitenciales; de diez a once, retiro; de once a doce y media, meditación, según el mismo método de San Ignacio; de doce y media a una, retiro; a la una, comiga, con lectura espiritual; después de comer, un poquito ele recreo en el corto tiempo que quedaba hasta las dos; de dos a tres, descanso; a las tres, vís– peras, completas, maitines y laudes; de cuatro y media a cinco, meditación; de cinco a seis, plática; de seis a siete. retiro; de siete a ocho, 1ectura y Vía Crucis; de ocho a nueve, cena y un poco de recreo, y después el Rosario; rezado el Rosario, se hacía ·el examen de conciencia y la lectura del punto de meditación para el día siguiente. Así emplearon los diez días de ejercicios estos apostólicos varones bajo la sabia dirección del Santo Arzobispo Claret, y salieron de aquel Palacio como en otro tiempo los Apóstoles del Cenáculo, todos abrasados en el celo por la salvación de las almas. Al llegar~ este punto, hállanse en el cuaderno manuscrito del P. Esteban tres páginas en blanco, las cuales dejó sin duda intenciona– damente con el propósito de escribir en ellas algunos apuntes, referentes a los ejercicios, ya fuera sobre las pláticas det· fervoroso Prelado, ya también sobre sus meditaciones ó pro– pósitos, apuntes que después o no pudo o no creyó conveniente escribir en este cuaderno.· Para creer esto nos fundamos en qqe al día siguiente de terminados los ejercicios empezó la· tarea de sus misiones, que relata como las anteriores, y, por– consiguiente, en este intermedio no apareció hecho alguno que relatar. VIII Deseando el Ilmo. Sr. Arzobispo que los penitenciados de] Presidio de Santiago cumplieran con el precepto pascual a] modo como diez días antes lo habían hecho los presos de llll.