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118 Vida del P. Adoain participaron del consuelo y felicidad de sus compañeros, pues dos que no quisieron confesarse y que siempre se mostraron rebeldes a sus exhortaciones, se dieron de puñaladas en aque~ lla misma mañana, lo cual llamó tanto la atención, aun de los mismos presos, que lo conceptuaron un castigo ele Dios, y admirados e impresionados todos por tan trágico suceso, se decían: «Los dos rebeldes se han querido matar uno a otro. ¡Oh qué castigo! ¡Dios nos ampare! No es casualidad ... » Con seme– jantes sucesos confirmaba Dios cada vez más la misión divina de su Ministro. VII Luego .de concluídos los trabajos de esta misión, re~ogió.,. se en el Palacio Arzobispal para hacer los ejercicios espi::·itua– les comenzados el día anterior bajo la di:rección del Ilmo. Se– ñor Arzobispo Don Antonio Claret, los cuales duraron hasta el día 26 del mismo mes. Sobre estos ejercicios dice el P. Esteban en sus apuntes: ✓1.Deseoso nuestro Santo Prelado de que sus Misioneros sacu– diesen el polvo que en el decurso de un año pndiera habér– seles pegado, y que predicando a los demás no se hiciesen 1·éprobos a sí mismos, como dice el Apóstol, determiné que todos nos reuniéramos en su Palacio de Santiago de Cuba a hacer diez días de ejercicios y poder desde aquel retiro salir llenos del espíritu de Dios, encendidos en su amor, para de este modo encender a los demás. El horario de estos ejercicios fué el siguiente: a las cinco de la mañana levantarHe, y una vez congregados todos, se hacía lectura espiritual sobre las excelencias de la Santa Misa por el P. Malina; luego .. la meditación, que versaba sotre el punto que correspondía, segtín el método de San Ignacio; a continuación oían la misa, después de la cual rezaban las horas canónicas en Comunidad, lo mismo que rezan los Reli– giosos en el Coro, terminándose todo a las ocho ele la mañana,

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