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Sn apnstnlado en Cuba 99 coa; pero como eucoutl'ase poca acogida en aquellos puntos y poca disposición para la Mi:e:ión, se resolvió a regresar y iuntarse con su compañero, que ya se hallaba en el lugar cita– do, y así lo hizo, dando principio a la misión de Sabanilla, donde se vió, por el fruto, que Dios los llamaba a derramar sus divinas gracias sobre aquellos dóciles campesinos. Aquel Dios -q ne al venir a este mundo escogió para su primera morada un establo en el pobre portal de Belén, y por lecho donde exhalar su último suspiro el madero de la Cruz, escogió en esta ocasión como casa y temp lo donde denamar sus divinas misericordias un lugar, según dice el P. Esteban, mil veces más humilde que aquel en que vino al mundo. Ya que los •ricos del mundo no le recibieron en sus casas, pues no quisie– ron qL,e sus ministros dieran en ellas la misión, se eligió como .iglesia una tabaquera, esto es, un lugar que servía para g·uar– <lar el tabaco, el cual no era otra cosa que un gran cobertizo, .Bn el que erigieron el altar, el púlpito y los confesonarios, como acostumbraban en semejantes casos, y doade celebraban el Santo Sacrificio de la Misa, predicaban, confesaban, oraban, . t·egulal'izaban los matrimonios y hacían todos los actos de la · misión. Aunque toda la Isla se hallaba muy desmoralizada, como ,queda dicho, no era ni con mucho igual la inmoralidad en . todos los Partidos y pueblos, sino que unos se hallaban en peor estado que otros. Pero el de la Sabanilla era uno de los que estaban mús corl'Ompidos, ya fuera esto debido a la desidia de las autoriüades, ya a la vasta extensión del territorio que abrazaba, ya también al mucho roce con la Capital, por todo lo cual los concubinatos, divorcios y toda clase de torpezas e inmoralidades habían tomado allí carta de naturaleza. Mas la . gracia de Dios, que en su infinita misPricordia condujo allí a nuestro misionero, obró prodigios por su medio. De esto nos per– suade la breve y sencilla narración que hace el P. Esteban en sus apuntes, a la cual queremos dar preferencia sob1·e cuanto nosotros pudiéramos decir. Dice así: Puesta como siempre la misión bajo los auspicios de la Di •:ina Pastora, María Santísi-

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