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-13- ni más sugestivo. Med~talo muchas veces y el amor de Jesús se te clavará en el alma como un dardo de fuego y entonces sí que sentirás un im– pulso irres_istible a llevar la cruz cumpliendo fiel– mente tus deberes y ofreciendo tus trabajos y sacrificios en .reparación de los pecadós del mun– do, acompañando así en la cruz a Cristo y a tu Seráfico Padre. PR.ACTICA: Pedir el amor a Jesús crucifi– cado y sacramentado repitiendo la oración de San Francisco: «Adorámoste, Cristo, aquí en todas las iglesias del mundo porque por tu san– ta cruz redimiste al mundo». Tener devoción a la santa Misa, que es la renovación del sacri·' ficio de la cruz. 'Jnvocacioncs y oración como el día primero. DIA OCTAVO Oración preparatmia MfSION DE SAN FR~NCISCO EN NUESTROS DIAS Brilla tanto en el · cielo de Iglesia la figura

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