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DIA TERCERO REFLEXION «El águila vuela por las altas regiones del aire y fabrica su nido en las altas cumbres. También el buen cristiano coloca sus esperanzas en las altas regiones del cielo: su alma se eleva continuamente ha– cia Dios y hacia El se dirigen todas sus aspiraciones.» (San Antonio.) Este ideal que San Antonio quería para los cristianos lo realizó él a maravilla. El vivió para Dios en todo momento y con todo su ser. Con su voluntad: purísimo en sus afectos, nunca se apegó su corazón a las personas ni a las cosas; parece como si un genio le hubiese ido inspirando los motivos más sensibles al amor cristiano: no hay página en sus sermones que no esté salpicada con el dulcísimo nombre de Jesús; se adelantó en muchos siglos en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús; y la Santísima Virgen fue el hechizo de sus pensamientos. Con su entendimiento: siem– pre al servicio de la verdad eterna, de pro– fesor y de predicador puso en sus explica– ciones la unción y el fuego de un auténti– co espíritu franciscano; no usó de las cien– cias humanas sino para dar realce a las divinas. Con su memoria: empleada en 45 -

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