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Dios; esta entrega es sinónima de amor, pues en definitiva nadie ama más que el que se entrega y se da a la persona amada. Ahora bien: este amor de Dios es el raio de luz· que penetrando en el alma se quiebra y descompone en los colores varia– dos de todas las virtudes; como el rayo de sol, cuando penetra en la gota de rocío o ,en las olas pulverizadas del mar se des– compone en los siete colores del arco iris. Así sucedió en nuestro santo: aquel rayo potentísimo de su amor a"Dios se refractó y produjo en su alma toda la gama de las virtudes. Mas entre estas virtudes, los tres colo– res más brillantes y llamativos que el amor produjo en su alma, fueron Pobreza, Obediencia y Castidad; es decir, entrega de los bienes materiales, de las comodida– des corporales y de su propia personali– dad. ¡ Qué amor a la pobreza! , ¡ qué odio a la avaricia! Si hoy viniera a nuestros púl– pitos ¡ cómo fustigaría este afán desmedi– do por las ganancias y el lucro! ¡ Qué amor a la castidad! no hay más que mirarle a su rostro angelical, fiel re– flejo del candor de su alma; ¡ oh si apren– dieras a amar la castidad como Antonio la supo amar! - 25 -

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