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pasaron por Coimbra, donde estaba Anto– nio. El trato con aquellos humildes frailes le edificó tanto que determinó entrar en la orden seráfica y quiso como ellos irse a las misiones. Profesó en la religión de San Francisco y lleno de ímpetu apostóli- . .,.. co se lanzó con la santa obediencia a tie– rras de infieles para padecer el martirio, ¡ qué ansias las suyas por morir por Cris– to! Mas la providencia tiene sus caminos y una enfermedad le puso en precisión de tomar otro rumbo en su apostolado. ¿Y tú? · ¿no quieres hacer algo por Cristo? Cristo derramó toda su sangre por ti ¿cuántas gotas de la tuya has derramado · por él? Tu protector San Antonio te da el ejemplo en estos ardores santos por sufrir por Cristo. Imítalo. (El Responsorio como el primer día.) MARTES SEPTIMO (Oración como el primer día.) EL ALMA DE ANTONIO, VERGEL DE FLORES La santidad no es más que entrega Y San Antonio se entregó totalmente a su -24 -