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MARTES PRIMERO QUE ES LA SANTIDAD ¿Has estado alguna vez en algún museo de •f)intura? ¡ qué maravillas del arte! todo te encantaba y fascinaba; mas he aquí que llegaste a un Murillo y quedaste absorbido de tal modo que olvidaste todo lo que te rodeaba . Vete ahora con la consideración a otro museo, al museo vivo del cielo ¡ qué mara– villosas reproducciones de Dios! : San Pa– blo, San Francisco el Pobrecillo, Lorenzo de Brindis; mas he aquí que llegamos a San Antonio, y su figura nos encanta y nos fascina con su rostro de niño inocente lleno de celestial sonrisa. Párate aquí, alma piadosa; deténte du– rante trece martes a contemplar los delica– dos perfiles de santidad de San Antonio; en él verás un santo, pero un santo no co– mo quiera sino un santo de primera mag– nitud. Si levantas la mirada en una noche despejada de verano, ¡ qué multitud de astros verás que con su centelleo adornan y alegran la celeste bóveda!, pero si en vez de mirar con los ojos del cuerpo miraras con los del alma, cuántos astros de vivos fulgores verías, adornando el cielo de la Iglesia; y así como en el cielo sideral unos -9-

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