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PABA TEB■INAB Aunque es cierto que la perfección consu– mada no se alcanza sino en la gloria celes– tial, porque sólo allí la caridad será del todo perfecta e inamovible según Santo Tomás, no es menos evidente que en esta vida se llega a obtener l,a perfección cristiana, aun la heroica y muy semejante a la del cielo, practicando los medios que van expuestos en el presente opúsculo. "Es ciertamente posible que los moradores de esta región terrena lleguen a realizar sus obras como si ya habitasen en los cielos". dice el Crisóstomo. Con todo "en esta vida nadie hay tan per– i ecto que no pueda subir a nzayor perfec– ción" y aunque todos tenemos ya determina– do por Dios el grado de virtud a que su Bon– dad quiere elevarnos "uno de una manera y otro de otra" (Primera Ep. a los Corintios, VII, 7), mas como nos es desconocido, siem– pre cabe aplicar~e cada uno a ·sí mismo la sentencia del Apocalipsis: "El que es santo, santifíquese más" (Apocalipsis, XXII, n), y resolver así como el Apóstol su problema de perfección : "No es que la haya alcanzado ya, sino que la sigo por si le doy alcance". (Ep. a los Filipenses, III, 12), 86