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eles depósitos de espiritualidad que lu~o sean, luz, fuego, riego y energía en las almas. Ser cristiano es ser otro Cristo y ser após– tol es irradiar a Cristo. El apostolado es además de justicia: Su– cede lo que con los pobres y ricos. ¡ Ay ele los ricos que no lo hagan ! Les aplastará su dinero algún día. El mismo deber tienen también los ricos de espíritu. Como la moralidad es el gran par de alas para levantar al hombre, también lo es el apostolado. . Y en esta cantera o trabajo de Dios: nada de ocho horas al día, nada de cuarenta y ocho horas semanales y exigencias ele vaca– ciones, debemos vivir en servicio perma– nente. El apostolado es el gran negocio de Cris– to y nosotros debemos ser los viajantes ele esa Casa de negocios. Negocio industrial: se trata ele hacer un puente del cielo a la tierra y viceversa. Cristo es el constructor ele puen– tes, yo soy el puente "Ego sum vía" (San Juan, XIV, 6). El apostolado debe consistir en conducir a todas las almas hacia ese puente que es Cristo. (P. Crawley).

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