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Ambas cumplen exteriormente las mismas acciones materiales y, sin embargo, puede haber entre ellas enorme diferencia. Una apenas se mueve ~n la santidad y la otra lo -,. hace a paso de gigante. ¿ De dónde viene esto? ¿ Del estado de gra– cia? No, es igual en las dos. Viene de la intensidad del amor, de la intensidad de la vida de amor de Dios, con que c2.da una ejer– cita sus actos. La otra tiene amor poco fervoroso, fe adormecida de un grado ordinario, mediano, vulgar. Este es el secreto de la diferencia enorme de ciertas almas que viven juntas y de vivir idéntico. TODO PARA GLORIA DE DIOS Importa mucho, pues, hacer nuestras obras por amor de Dios y todo para la gloria del Padre; así se convertirán aún las más ordi– narias (como el comer, dormir y recrearse) en actos de caridad y participarán del mérito de esa virtud sin perder el suyo propio ; co– mer por reparar las fuerzas es un fin recto y en un cristiano meritorio; pero reparar las fuerzas con el fin de trabajar más por la glo– ria de Dios y por las almas, es un motivo de caridad mucho más elevado, que ennoblece la obra y le confiere un valor meritorio mucho mayor. Pero la ·voluntad humana ¡ es tan flaca y 74