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Nosotros para imitar una cosa, necesitamos verla. ¿ Cómo, pues, imitaremos las perfec– ciones de Dios, si no las vemos?_; porque "a Dios nunca le vió nadie" (P-rimera Ep. de -~ San Juan, IV, I 2) ; "Dios habita una luz inaccesible" (Primera Ep. a Timoteo, VI, 16). Es verdad, pero hemos visto a Jesucristo ; "Dios se ha mostrado a nosotros en su Hijo Jesucristo" (Segunda Ep. a los Corintios, IV, 6); "Jesucristo es el resplandor de la gloria del Padre" (Ep. a los Hebreos, I, 3); es la perfeccion divina que se presenta ante nosotros bajo formas terrenales, para hacer– se asequible a todos y ser ejemplar de todos. Es la imagen viva y substancial del Padre. ¿ En qué deberá, pues, ser Jesucristo nues– tro modelar Cristo es perfecto Dios y perfecto hombre. En 'cuanto a Dios Jesucristo por su filia– ción eterna, es modelo de nuestra filiación adoptiva por la gracia; con nuestra participa– ción de la gracia en Cristo realizamos nues– tra semejanza con El. Nosotros somos también hijos de Dios. Je– sucristo lo es por naturaleza, nosotros por la gracia. Jesucristo lo es por derecho propio, nosotros por adopción. 1 Vivir, pues, en gracia, ser hijos adoptivos de Dios, no apartarnos de El por et pecado, es la primera y mayor imitación de J esucris- 66

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