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JESUCRISTO CAUSA EJEMPLAR En esa vida de meditación o trabajo trans– formante debemos llegar a que Cristo sea causa ejemplar de nuestras almas, no sólo en cuanto a Dios, sino también en cuanto a hombre, de modo que lleguemos a realizar el lema propio de este segundo grado de la vida espiritual: "Y yo vivo, o más bien no soy yo el que vivo; sino que Cristo vive en mí". (Ep. a los Gálatas, II, 20). Tenemos mucha necesidad de un tal mode– lo o ejemplo; porque para fomentar la vida de nuestra alma que es una participación <;le la vida misma de Dios, hemos de asemejar– nos cuanto posible a la vida divina. Los hombres que contemplamos, dice San Agustín, son muv imperfectos para servir– nos de modelo; por esta razón el Hijo de Dios, eterno, imagen viviente suya, se hizo hombre y nos mostró con su ejemplo cómo, viviendo en la tierra, podemos asemejarnos a la perfección divina. ¿ Y qué es el cristianismo sino la imitación de Jesucristo! · Efectivamente, para San Pablo, Cristo era todo, Cristo es la vida. Los cristianos de los primeros tiempos comprendían la doctrina que el gran Apóstol 64