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había curado por su fe. Allí, pues, había algo más que un simple contacto, álgo que era di– ferente del contacto de aquella muchedum– bre: era la fe. Cada vez que fuera de los Sacramentos nos acercamos a Cristo sale de El una fuer– za, una virtud divina que penetra en nuestras almas para iluminarlas y auxiliarlas. El me– dio con que nos acercamos a Cristo es la fe. TOCAR A CRISTO Por la fe tocamos a Cristo y mediante ese contacto divino nuestra alma se va trar.sSfor- • mando poco a poco. ¡ Qué fuente tan abun– dar;te y perenne de perfección! Y estos efectos no se refieren sólo a la salud del cuerpo sino a la santificación. Nos lo demuestra el Evangeiio: A la Sa– maritana santificó porque creyó en el Mesías. Purificó a la Magdalena porque reconoció que El era el Profeta, el enviado de Dios. La 1 expresión: "fides tua te salvam fecit", "tu fe te ha salvado", es expresión muy repetida en el Evangelio. A Pedro le comunica la gracia del arre– pentimiento por una mirada que iba llena sin duda de fe. Al buen ladrón que al morir le reconoce por Hijo de Dios y le pide un lugar en su reino, le concede el perdón de rns crímenes. Dice Jesús: "Bienaventurados los que no 59
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