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.,. en ascua viva, llegando así al estado perfecto con la entrada en la vía unitiva. Como el estudio principal del alma en esta vía ha de ser< perfeccionarse en las virtudes y éstas son muchas y variadas, es necesario que se disponga de un libro y modelo donde se hallen resumidas: este libro es nuestro Señor Jesucristo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". (San Juan, XIV, 6). Siendo la imitación de Jesucristo el eje de toda la vida espiritual, especialmente en la vía iluminativa hay que insistir sobre ella. La imitación de Jesucristo no es un conse– jo como quiera dado a los hombres para obtener la perfección, sino el deber capital de todo cristiano. EL CUERPO MISTICO DE JESUCRISTO El alma cristiana no puede sustraerse a los imperativos del Cuerpo Místico. Las almas no son un todo sino parte de un todo. Hállase sustancialmente esta doctrina er. aquellas palabras: "Ego sum vitis, vos palmi- 0 tes": "Vo soy la vid, vosotros los sarmien– tos". (S. Juan, XV, 5). Afirma realmente que nosotros recibimos de él la vida r.uestra, como los sarmientos de la vid la reciben de la cepa a la que están unidos. Hace resaltar esta comparación la comu– nidad de vida que existe entre nuestro Señor sr

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