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ditatio pascit, oratio confortat" : "la lectura amamanta, la meditación nutre, la oración: ro– bustece". El libro es la forma ele la palabra. La pa– labra pasa, pero la_ lectura convence más, ·• queda. Es como la lluvia fina que penetra. Muchísinio más la lectura meditada. No hay que emplear cualquier libro. ¡ Cui– dado con los libros puramente sentimentales! Hacen falta lecturas que instruyan el enten– dimiento y muevar¡_ el corazón. Son los dos factores de la meditación. No se ama una persona por sólo saber que existe: hay que escudriñarla, hay que estu– diarla. Este es nuestro caso tratándose de Jesucristo. · Es una pena. Muchísimas almas están to– talmente atrofiadas en la ciencia religiosa. Sólo en religión se es hombre a los ro años y se abandona su estudio. No se lee, no se aprende, no se medita. ¿ Qué resulta? Que es árbol de raíz enana, y cualquier viento basta para abatirlo. De ahí que esa religión de diez años, tiene que sostener luchas y pasiones de 20 y de 30 años, ¡ imposible ! ; es como lancha débil ca'r– gada de toneladas, sucumbirá, irremisible– mente. LA LITURGIA Otro aspecto que no se debe olvidar en esta etapa de la vida espiritual. 46 '-

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