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"midas que son inexpl-icables". (Ep. a los Romanos, VIII, 26). Las tres divinas personas no cesan de amarnos con el amor más desit:teresado; pues .... devolvamos amor por amor y puesto que son el más acabado modelo de perfección imite– mos sus perfecciones cuanto lo permita nues– tra flaqueza. Piensan constantemente en nosotros y se cuidan de nuestros intereses espirituales ; de– bemos, pues, pensar a menudo en Ellas con agradecimiento. Debiéramos decir con Sor Isabel de la Tri– nidad : Hallé mi cielo en la tierra, porque el cielo es Dios y Dios estái dentro de mi alma. ¡ Cuántas almas se han transformado cuai.– do entendieron por obra del Espíritu Santo que Dios mora en ellas! Un nuevo rumbo se ha notado en su vida, una mayor perfección, un comienzo de feli– cidad celestial, sobre todo si han puesto cui– dado en vivir íntimamente con el huésped divino. Y no es extraño: el ser templos vivos de la Santísima Trinidad, ¿ no es también un es– tímulo muy eficaz para el ejercicio de las vir– tudes?, ¿ no habremos de esforzarnos en adornar el templo en que mora el Dios tres veces santo? y ¿ cómo adornarlo sino aseme– jándonos a tan divino modelo con el ejercicio de la virtud ? 40