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Podemos, pues, definirla así: "una parti– " cipación de la vida divina, conferida por el "Espíritu Santo al habitar en nosotros en "virtud de los méritos de Jesucristo, la cual "debemos fomentar y defender contra las "inclinaciones contrarias a ella". (Tanquerey, Ascética y Mística). · El principio prirnero, la causa eficiente principal de la vida sobrenatural en nosotros no es sino la Santísima Trinidad, o por apro– piación el Espíritu Santo. Porque si bien la vida de la gracia es ohra común de las tres divinas personas, por ser una obra ad extra, atribúyese sin embargo especialmente al Espíritu Santo, porque es una obra de amor. INHABITACION DEL ESPIRITU SANTO ¿No sabéis vosotros que sois templos de · Dios v que el Espíritu Santo mora en vos– otros ? (Primera Ep. a los Corintios, III, 16). Con el Espíritu Santo moran en nosotros las tres divinas personas. Hay que entenderlo bien, porque como dice muy bien el Cardenal Mercier, hay pe– ligro de crearnos nosotros una teodicea na– turalista, es decir, de representarnos a Dios como un ídolo colocado muy alto e inmóvil sobre un pedestal. No, nuestro Dios verda– dero, es un Dios vivo" Uni Deo ,¡,•ivo et vero" y tan esencial es a Dios el obrar y a su na- 37