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.,. Lejos de nosotros el pecado venial: "No contristéis al Espíritu Santo" (Ep. a los Efe– sios, IV, 30), cuidando por consiguiente ele alejar ele nosotros la tibieza que es el hábito del pecado venial plenamente deliberado y que debilita en nosotros la vida ele la grada t y resfría el amor de Dios. Tal debe ser la idea que debemos tener de la inhabitación del Espíritu Santo en nues– tras almas. HEREDEROS DEL CIELO Debemos considerar a Cristo, mezclando su vida a nuestra vida. Conocemos su vida de 33 años sobre la tierra, su vida misteriosa en el Sagrario y su vida gloriosa en el cielo. Pero hay otra vida de Cristo, aun muy desconocida y es su vida mística. Estamos ir:corporaclos a Cristo porque: "Cristo es ca– beza de la Iglesia y salvador de su cuerpo". (Ep. a los Efesios, V, 23). ¿ En qué consiste nuestra salvación? I<;:n estar unidos con Cristo, en entrar en la uni– dad de su cuerpo místico. ¿ Consecuencias de esta doctrina? Siendo miembros ele Cristo, estamos en El, vivimos en Cristo, resucitamos con El y con El vivi- • remos y reinaremos en el cielo, porque esa vida de la gracia que tenemos es una verda– dera participación de la vida de Dios, de su 21
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