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días, después de la comida, hacía el Vía Crucis, en la hora que le dejaban libre: a la noche, cuando, el último de todos, se retiraba a descansar, meditaba de nuevo ante un Crucifijo, los dolores de Jesucristo. También tuvo el Bto. Conrado un amor tiernísimo a la SSma. Virgen. Mientras atendía a la portería, recitaba continuamente el santo Rosario, con una co– rona que llevaba siempre en la mano, aun cuando se hallaba ocupado en repartir las limosnas. Todos los días, muy de mañana, se dirigía al San– tuario de la Virgen para ayudar allí la santa Misa, y lo hacia con tal devoción, que cuantos lo veían que– daban conmovidos. Fiel hasta la muerte Ejemplo admirable de constancia en la piedad, en el trabajo y en la virtud, Fray Conrado perseve, ó hasta el fin de sus días en la piadosa y austera vida que había empezado en la casa paterna y en el seno de su familia. Como todos los elegidos no se vió libre de pruebas y luchas. Mucho sufrió su alma a causa de los juicios temerarios, de las burlas y desprecios, no solo cuan– do se encontraba en el mundo, si que tamb ién duran– te los primeros años de su vida religiosa. Tampoco le faltaron sufrimientos físicos, pero todo lo aceptó con humildad y paciencia heroicas, como venido de la mano de Dios. A la rigurosa observancia de sus deberes añadía otras mortificaciones. Nunca comió carne durante -10-

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