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Manifestaciones de la cultura emblemática del barroco en Navarra Príncipe de Viana (PV) , 254 (2011), 277-298 295 ISSN: 0032-8472 [19] En efecto, la totalidad de los 175 discursos que conforman la obra del ca- puchino pamplonés da principio con lo que Bretos denomina con propiedad «empresa», compuesta por una pictura y un lema. La pictura no aparece en forma de grabado –como resulta característico en la mayoría de los libros de emblemas–, sino que hace las veces de éste una descripción de la imagen que sirve para ejemplificar el asunto tratado; pese a todo, la imagen visual, aunque sea pensada y no figurada, contribuye de forma decisiva a fijar en quien lee o escucha el texto la enseñanza que se quiere transmitir. A ello contribuye igualmente el lema o mote, sentencia aguda a través de la cual el autor trata de completar de forma concisa el sentido de la imagen; debe ser ingenioso y funcionar como un relámpago, como ligera señal que induzca a reflexionar. En nuestro caso, el mote va siempre en latín y por norma general es muy breve, por cuanto la mayoría no superan las tres palabras; tan sólo en casos puntuales alcanzamos las cinco palabras, como en el discurso xxx del curso i del primer volumen (« Alius sic, alius vero sic »), o en el discurso xvi del curso iii del segundo volumen (« Sine luce in lumine perit »). El tercer elemento del emblema triplex lo constituye la doctrina del capu- chino, que a modo de extenso epigrama abunda en la enseñanza o mensaje que quiere transmitir y contribuye a la comprensión global de la composición. Es ahora cuando Bretos se sirve de la emblemática en numerosos ejemplos con los que ilustra su contenido, junto con otras muchas fuentes que pueblan los márgenes del texto. Las imágenes de las que se sirve Bretos para ejemplificar su doctrina son muy diversas, lo cual da buena muestra de su originalidad y capacidad de in- vención; cualquier objeto, oficio o situación, es susceptible de convertirse en exemplum para trasladar una enseñanza o doctrina, convirtiéndolo por tanto en imago de su discurso. Asimismo, su complejidad varía, desde la presencia de un único objeto, a escenas con varios personajes que adquieren carácter narrativo. De esta manera, encontramos picturae relacionadas con los cuatro elemen- tos, caso del universo y los planetas, accidentes geográficos como montañas, ro- cas y peñas, ríos, arroyos y mares, el fuego en diferentes manifestaciones, el cielo poblado de estrellas, la luna, y el sol en diversos momentos de su curso, ya sea asomándose por el oriente o declinando por el ocaso, sin olvidar el inquietante fenómeno del eclipse solar. Capítulo importante lo constituyen asimismo los seres vivos, ya sean animales o plantas. Más numerosos resultan los primeros, entre los que no faltan el león, el elefante, el mono, el toro, el buey, el lobo, el asno, el perro, la oveja, el cordero, el topo, la rana, la serpiente, la lechuza, el cuervo, el pavo real, el halcón o neblí, el caracol, el gusano de seda, la cigarra o la araña; digna de mención resulta a este respecto la alusión al ave denominada caprimulgus , conocida vulgarmente como chotacabras, de la que Bretos recoge la falsa creencia de que por la noche volaba a los establos para chupar la leche de las cabras, a las que dejaba estériles, para ejemplificar cómo por el pecado el hombre pierde la condición de hijo adoptivo de Dios. Aunque la mayoría de los animales son reales, Bretos recurre también a algunos animales fantásticos como el dragón y el basilisco, dado el rico simbolismo ético que se les atribuye. En cuanto a las plantas, encontramos referencias a la rosa, el jazmín, el jardín poblado de flores, la granada, el árbol cargado de fruta, la palmera, el olmo, la higuera o la vid recién podada, entre las más significativas.
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