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tropólogos, hasta el mismo pueblo barí -como libro de texto de su propia historia-, pasando por Universidades, que lo tienen de texto base para análisis de mitos de pueblos primitivos. Mi profesor de Fenomenología histórica de las Religiones me encomendó la revisión de la primera edición. Al hacerlo, no puedo menos de recordar la prime– ra etapa en que se fue gestando: recomendé al autor, con frecuencia, qué es lo que no debía hacer, más que lo que debería hacerse. Me preocupaba que los barí apareciesen como realmente son. Para ello, era preciso que el autor les escucha– ra, estudiara, luego, sus reflexiones y notas y dejara el camino abierto para suce– sivos estudios, como así lo expresaba él al presentar la primera edición. Es el método que hemos seguido, también, en la revisión de la primera edi– ción: trabajo en equipo. Basá Iktobarí, Okiáno, Urubira y Akairagdóu han par– ticipado -como verdaderos «sag' dóu» (sabios)- en las discusiones de cada una de las variantes introducidas en esta segunda edición. No supone modificaciones sustanciales. La objetividad y seriedad científicas con que se hizo este trabajo de campo no lo requerían. Aparecen, eso sí, nuevos datos que contribuirán a clarificar ciertos detalles insuficientemente desarro– llados en la primera edición. Así, entre otros, resaltamos lo perteneciente al Ñatubáy barí. Ofrecemos nuevas aportaciones, fruto, sobre todo, de la experien– cia de trece años de observación personal de esta figura señera en la organización social barí. Por parte de la revisión efectuada por el mismo autor, hemos podido apre– ciar, además de algunos detalles nuevos, y más precisos, incorporados, particu– larmente en las notas, una mayor precisión en algunos términos barí, cambiados en esta segunda edición. Y, sobre todo, una puesta al día de la Bibliografía que ha ido apareciendo desde la publicación del libro hasta esta segunda edición. Bi– bliografía que no sólo aparece al final del libro, en el elenco bibliográfico, sino que, en correspondencia a la metodología cienttYica utilizada en la primera edi– ción, se cuenta con ella a lo largo de todo el libro, dialogando críticamente con ella, tanto desde el punto de vista histórico como fenomenológico. La distribu– ción del muestrario documental ha sufrido, también, retoques y nueva distri– bución. Por último, por motivos exigidos por la nueva Editorial, ha parecido más oportuno ofrecerlo con nuevo título y nueva presentación. Por todo ello, esta segunda edición, si bien no introduce modificaciones sus– tanciales, supone cierta novedad. Nunca mejor podemos afirmar que es una edición «aumentada y corregida» y que el lector apreciará desde las primeras pá– ginas. Pese al tiempo transcurrido entre ambas ediciones, el libro sigue siendo objetivo y actual, lo que no resulta fácil en estudios de esta calidad. Y dice mucho a favor del autor. 10