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Nuestros informadores barí reconocen las diversas enfermedades de tipo contagioso que se contraían precisamente debido a la falta de esta salubridad elemental de los bohíos, como más tarde veremos. A cada bohío se le imponía un nombre, por el que era reconocido por los distintos grupos barí. Sobre el número de bohíos y su ubica– ción en la zona venezolana en tiempos inmediatos a 1960, fecha del último contacto definitivo con ellos, se ha escrito bastante. En las varias exploraciones que tanto por tierra como por helicóptero se rea– lizaron se llegó a localiar hasta 22 en la zona de Venezuela 59 • 59. Para el tema del número de bohíos y su ubicación en el primer tiem– po del último contacto pacífico con ellos, pueden consultarse: .Por parte ve– nezolana: A. de Vn,1;AMAÑÁN, Primeros días de amistosa convivencia con los motilones, en Ven.Mis. 22 (1960) 322; mapa y nombres de Santos aplicados a los bohíos descubiertos: 17; lo., Segunda entrada por tierra hasta los motilo– nes, en Ven.Mis. 22 (1960) 359; lo., Diez años con los motilones, en Ven.Mis. 32 (1970) 168; A. R. PoNs - ÜTROS, Los motilones. Aspectos médico-sociales, en Kasm. 1 (1962) 17-19. A finales de 1958 y principios de 1959 se vuela en he– licóptero por la Comisión Indigenista realizando un estudio y planificación de los bohíos y se preparó un mapa sobre su situación (nota del Boletín In– digenista Venezolano, Ministerio de Justicia, Organo de la Comisión Indigenis– ta, año VII. Tomo VIII, n. 1-4, Caracas 1963, 84). El día 7 de septiembre de 1960 Villamañán y Vicente realizan una exploración en el helicóptero y localizan hasta 17 bohíos en las cabeceras del Arikuaisá y Río de Oro (cf. EL CRONISTA, Pacificación de los motilones. Síntesis histórica, en Ven.Mis. 22 (1960) 332). Un mes más tarde, el 22 de octubre, Villamañán y Epifanio rea– lizan otra expedición aérea y localizan en la parte venewlana unos 20 bohíos (cf. A. de VILLAMAÑÁN, Segunda entrada..., 359; EL CRONISTA, a. c., 23 (1961) 50. No hemos podido contactar con el Mapa topográfico perfecto al que alude C. de Armellada en Los motilones..., 82, realizado por · las Compañías petro– leras con la ubicación de las 50 casas o bohíos. Por parte colombiana, puede consultarse: M. GoNZÁLEZ C., Los indios mo– tilones y sus costumbres, en Ven.Mis. 32 (1970) 369, donde afirma la localiza– ción de 17 bohíos por P. Ramírez y la autora. Vicente de Gusendos fue co– misionado para hacer una reconocimiento de los bohíos existentes en parte colombiana, «llegando al convencimiento de que la población indígena moti– lona está distribuida casi por igual a un lado y a otro de la frontera» (A. de V1LLAMAÑÁN, Para la pacificación de los motilones de Colombia, en V~n.Mis, 23 (1961) 217; R. ]AULIN, O. C., 88 SS. 100 SS. 169-170). Para el proceso de inculturación en materia de vivienda y poblados barí, pue– den consultarse: A. de VrLLAMAÑÁN, San Francisco de Bidayá. Nueva Estación Mi– sional entre los motilones, en Ven.Mis. 25 (1963) 352-354; lo., San Pedro de Antrai en los confines de la motilonia, en Ven. Mis. 25 (1963) 384-386; lo., Cuatro pueblos motilones nacen para Venezuela, en Ven.Mis. 26 (1964) 242- 245; In., Primer lustro de la Misión de los motilones, en Ven.Mis. 29 (1967) 68-74; lo., Saimadoyi y Baradancu. Estaciones Misionale, de la Motilonia, en Ven.Mis. 29 (1967) 353-355; fo., Desde Dacuma (Venezuela) a Curumani (Co– lombia) a través de la selva motilona, en Ven.Mis. 26 (1964) 370-372; In., Hermanas Misioneras entre los motilones, en Ven.Mis. 29 (1967) 164-167; In., Orocori, Baricogsanda y Bogsí. Estaciones Misionales de la Motilonia, en Ven. 73 6

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