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Caminando mucho, caminando mucho. Caminaron mucho por la orilla del río. Kokéba regaló a barí tres machetes. Barí le dijo a Kokéba: «Siga echando el pescado hacia arriba, hacia donde esta– mos los barí». Fueron caminando hasta donde estaba el bohío. El barí vio el bohío. No se veía nada de polvo. Sólo se veía barro. Vio donde estaba el camino, encontró la señal de trocha de machete. Ba– rí invitó a los hijos de Kokéba a que siguiesen hasta el otro bohío. Y se fueron con él. Encontraron sólo el bohío. Allí descansaron y durmieron. Después, continuaron el camino. Vieron muestra de pi– sadas de gente que había pasado tempranito. Lo vieron venir y di– jeron: «Ya viene el barí que fue amarrado a la madera». (Repite: «Ya viene... »). Los hijos de Kokéba dijeron a los barí que vivían allí: «Venid vosotros a donde vive Kokéba, a hacernos una visita, donde el río termina y se mete bajo tierra». 6.2. SEGUNDO RELATO Original de Basá Iktobarí Traducción de Jesús Bakéki Nischkú son también personajes. Ellos vinieron de muy lejos, de allá de la parte del cielo. Al principio, ellos sacan los palos para hacer la represa, para que se llene de agua. Después, en la unión de dos ríos, ellos hacen la represa. Más tarde buscan palos, palos gruesos, pero palos no de la tierra, sino palos traídos de donde ellos viven. Ellos traen de allá del cielo palos bien fuertes que es caña– huate. El que tiene corazón de perro. Nischú empieza a ensanchar el agua más y va haciendo más profunda la represa. Desde allá lejos, se oye el ruido de gente barí. Al atardecer, se oye el estrépito con que bajan del cielo los personajes para hacer la represa. Desde el bohío un barí empezó a pensar en su trabajo: Hacer una balsa pa– ra que no se ahogase en el río. Otros se quedaron sin hacer nada; son los que se van ahogar. Uno se preocupó de hacer la balsa y los demás barí se quedaron en su casa. Uno que sabía más, el que te– nía ya experiencia, dijo a su familia: «Yo voy a hacer la balsa; pero no le digo nada a ninguno de ellos». El sabía lo que iba a su– ceder en ese tiempo. Los Nischkú se dijeron: «Nosotros vamos a hacer la represa, pero vamos a pescar». Pero no era represa para pescar, sino que iban a matar a los barí. Uno después de haber he– cho su balsa, vio que la había hecho de su misma medida, la medi– da de él, para él sólo, no para los demás. Para él sólo, para salvar– se él mismo. Porque al principio él sabía. Cada vez se oía más ruido en el cielo. Después, trabajó durante una noche en su balsa. Estuvo tres días haciendo su balsa, pero él seguía oyendo bastante ruido en la unión de dos ríos. En la unión de Agdodadú y An'trai. Y le dijo 414

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