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para sus papás. (Repite lo de tortuga). Le trajo carne de todas cla– ses: mono, cochino de monte, tortuga. Le enseñó al papá el secreto de curar sangre. Como le mandó enseñar Sabaseba. La muchacha traía toda clase de carne. La puerta del bohío es– taba cerrada; pero entraron Dababosá y la muchacha, sin necesidad de abrirla; Dababosá mostró la cicatriz a la mamá. Dababosá le enseñó al papá el secreto de curar la sangre. Si estuviera Dababosá con barí, la mujer no sufriría flujos de sangre al dar a luz. Dababosá enseñó todo. Si no lo hubiesen flechado, estaría con nosotros y no sufrirían las mujeres al dar a luz. Dababosá llevó a la muchacha hacia donde sale el sol y allí cre– ció rápido. Los barí flecharor: a Dababosá que echó mucha sangre... Pero no le tocaron el corazón en nada. Dababosá venía disfrazado de tigre. Pero era persona. Antes de flecharlo, traía puro pescado. Toda cla– se de pescado: tanino, paletón, doncella, sapo. El pescado comía puro plátano, como lo encontraron al prepararlos para comerlos. Mamá y papá comieron del pescado que les traía Dababosá y del plátano que traían los pescados en el estómago. Se sintieron suaves como para volar. Mamá y papá se pusieron como para volar. Un plátano estaba hediondo, como teniendo schumbrába. Daba– bosá les dijo: «Coman ese pescado y plátano que tenían los pesca– dos dentro del estómago, aun del hediondo». Sabaseba mandó que le trajesen dos clases de plátanos: guineo morado, y plátanos quinientos (banana chiquita). La hija le dio a la mamá para que comiera. También a papá. Dababosá dijo a los papás: «Otra vez -les traeré plátanos». Otro barí ponía atención a lo que decía Dababosá. Y le dijo: «Déme un pedazo de plátano a mí». La mamá le con– testó: «No, sólo nos ha traído la hija dos: ·para papá y para mí». «Si me hubiera traído cuatro, yo los regalaría». Los papás amane– cieron ligeros, como para poder volar. La hija le dijo a mamá: «Mira, mamá. Ese personaje no es ti– gre. Es persona». Dababosá hizo como mandó Sabaseba: «Llevar a los recién nacidos y ayudar a crecer». Ahora no crecen tan rápido las niñas porque Dababosá no está con los barí, como mandó Sabaseba. Sabaseba le dijo: «Tú te encargarás de llevar niños recién naci– dos en la boca y ayudarlos a crecer». Sabaseba le dijo: «Quédate con ellos». Dababosá era persona, pero disfrazado de tigre. Daba– bosá hacía todo lo que el :r-latubái Sabaseba le mandó. Cuando lo flecharon, avisaron a Sabaseba: «Han flechado a Da– babosá». Y Sabaseba corrió a recogerlo. Sabaseba lo recogió y lo llevó al pozo. Allí lo tiró y una culebra se enrolló a Dababosá. Cuando botó la sangre que tenía cuajada, se mostró un pedacito de la flecha clavada. Sabaseba le dijo: «No visites a barí nunca más». 409

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