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4.3. TERCER RELATO Original de Basá Iktobarí Traducción de Josefina Anbiá Una vez que una persona muere, su espíritu marcha al cielo y su cuerpo queda aquí. El lugar a donde marcha es parecido a la misma casa que tenía aquí. Y asimismo visitan a los barí, buenos y malos. Y el que se muere de pequeño, aparece donde nace el sol, bien alto, como un gigante. El que se muere de mayor aparece donde nace el sol con nueva estatura, renovado. Si muere de recién nacido, nueva– mente viene a visitar a su mamá; pero no ve la casa de las otras personas. Sólo la de la mamá. Ellos caminan cerca del cielo. Ellos mismos conocen la fruta que hay en la montaña: taichirokbá. No en– ferman comiendo de esa fruta, ni sufren enfermedad, ni sufren sus consecuencias, sino que huelen como si se hubieran echado perfume y a nosotros mismos nos huelen como si hubiéramos muerto, podri– dos, hediondos. En cambio, a nosotros nos gustaría irnos con ellos. Pero no po– demos andar con ellos. Nosotros estamos sufriendo trastornos físi– cos o espirituales. La mujer sufre igual que nosotros. Cuando mura– mos, iremos donde están nuestros hermanos basunchimba. Allí no vamos a sufrir, como hemos sufrido en la tierra. Cuando están viejos, se bañan en un líquido especial para ellos. Tienen recipientes en forma de bañeras. Líquido de color azul claro. Allí se cambian sus cuerpos basunchimba y no se quedan viejos como antes, sino jó– venes. Al mismo tiempo, comen la fruta de ellos para estar felices y de buena salud, y para no sufrir. Los barí antes visitaron a los basunchimba. Ellos fueron con sus hijos y familiares. En ese líquido los barí se bañaban y quedaban sanos, y sus cuerpos bien blancos. Y así nos traen el mensaje los hijos de nuestros antepasados. A través de ellos ya sabemos un po– quito más la historia de los basunchimba. Antes, no se moría tanta gente, sino que se morían uno, dos o tres y nada más. Ahora. en cambio, actualmente está muriendo mucho gente barí; no como en edad antigua, porque conocían a los basunchimba y los barí se com– portaban bien. Hoy día los muchachos se portan de una forma in– tolerable. Sus papás les dan consejos malos y los hijos los siguen. Los basunchimba tienen el cuerpo más limpio, como el padre que está en Bokshí. Se mueren las mujeres. El alma se va donde están ellos. Antes era: andaba con mala salud y ahora se cambia su cuerpo por ha– berse bañado en ese líquido. Aquí le tenemos: como este señor (por mí). Antes, los basunchimba eran así. Ahora, ¿ cómo están? Mi cuer– po está arrugado. Cuando yo muera, mi alma estará limpia y mi es– píritu estará blanco. 390

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