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hermano al cielo y lo recibe allí. La ma_má le dice: «Antes reías mu– cho abajo y por eso vienes aquí». El muerto no conocía camino por donde iba. Y se lo llevaron para «Barún Aschuá», hacia donde sale el sol. Daviddú lo agarró. Cuando muere uno, se vuelve otro ba– sunchimba. El sigue en el chinchorro. El muerto escuchaba el ruido del tambor y los basunchimba le dicen: «Nosotros jugamos así. Prue– ba a jugar y haz sonar el tambor». Y comenzó a jugar, también. Si no hubiera daviddú no moriríamos. El muerto comienza a reírse. La hermana le dice: «Has muerto porque reías bastante». Entonces co– mienza a oírse el terremoto. «Vamos a matar a dabaddó, dijo el muer– to, porque tienen bastantes cadenas, collares, ollas». Y flecharon los basunchimba a bastantes dabaddó. Los terremotos vienen de «Barún Aschuá», de donde sale el sol. Cuando era muchacho, los papás le pegaban en las espaldas con hojas de «krikdá». Y por eso ahora es fuerte para matar a terremo– to. Las hermanas no tenían antes collares y ahora sí tienen porque hermano mató bastantes terremotos. Le llevaban ellos sartenes, ca– misas, collares. pantalones, machetes... Se cocina en estas ollas nuevas robadas al terremoto. Basunchimba dijo: «Ahora tengo ollas. Ahora no tengo que bus– car ollas antiguas de barro». La hermana y muchas muchachas que estaban antes aquí tenían muchos collares. Dormían en chinchorros en familia. La hermana abajo y el hermano arriba. La hermana, al llegar, le dice: «Acuéstate en el chinchorro. Por estar riendo bastante viniste». Lo engaña, bromeando. Sabaseba había dicho antes a Ñanbobikorái: «Barí morirá por esto». Antes de morir dice: «Tengo dolor de cabeza, fiebre, diarrea». Co– mo había dicho Sabaseba a Ñanbobikorái que sucedería cuando un barí muriese. Cuando nosotros morimos, así sucede. Antes, le pegaban con krik– dá y así tenían mucha fuerza para matar a Ñ:ankú dabaddó. Cuando a uno no le pegaban, dabaddó lo mataba. Dabaddó tiraba con esco– peta y lo mataba. Los basunchimba tenían flechas de todos los co– lores: azul, verde, rojo, amarillo, para matar a &ankú. Las hacían las muchachas de todos los colores. Basunchimba tenían arcos de toda clase de colores. Los tacos de las flechas para matar pájaros son redonditos. Viven lejos. En «Barún Aschuá», hacia donde se fue Sa– baseba. Había muchos basunchimba. Todito habitado de puros ba– sunchimba. (Repite dos veces más). Van corriendo detrás del terremoto y lo esperan a donde se oculta el sol. Basunchimba no podía sostenerlo. Pero dos Anbatakmó se encargan de matarlo, atacándolo donde se oculta el sol, en sitio angostoso. Se escapó terremoto -1'l'anku, dabaddó-. Sí no le atacan los ba– sunchimba, los matan, dejándolos por tierra. Después Anbatakmó vie– ne a mojarlos. Todos los muertos los tiran a un baño grande -pisci– na- en donde hay culebras y otra clase de pescado. Y salen de nue- 384

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