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Si no existiera Nondaschíba los barí morman, matados por el rayo. Por eso Nondaschíba vivía en el aire sobre los barí. (Repite última frase). Nondaschíba dijo a barí : «Viviré sobre los barí en el aire. Uds. en la tierra. Encima construiré mi casita». Basunchimba vivía en el aire, sobre las nubes. Donde nace el sol se quedan allí. Viviría, así, para siempre. (Repite frase). Comía «tai-– chorokbá». Ichigbarí nacieron de la piña. (Repite de nuevo). A la vez que va– mos a salir también nosotros los barí. También iban éstos donde viven los daviddú. Pero después iba a poner a Nondaschíba para que defendiese a los barí de daviddú. Tokuáiba es una mata para que daviddú la huela y se aleje da– viddú de los barí. Barí olió a daviddú a través de la mata del to– kuáiba y olieron mal de daviddú. Barí dijo a daviddú que hiciera con tela especial chinchorro; pero el diablo no lo hizo; se acostum– bró a dormir en el suelo. Barí en chinchorro se acostumbró. (Repite). Daviddú se hizo un «tarikbá» (guayuco} de hojas de monte ... Y les pedía a los barí para que le diesen vestidos. Barí empezó a trabajar, pero daviddú dormía cerca de él, sin hacer nada. Un barí dijo a los barí que no les regalasen vestidos a daviddú pues eran perezosos: «Que se vistan ellos mismos». Alguien vendría a matar a daviddú desde donde nace el sol. De donde na,ce el sol vinieron unos cuantos y mataron a daviddú, donde nace el sol, porque no trabajaban nada. Los basunchimba los mataron. Los partieron por la mitad y los echa– ron a un barranco. 2.2. SEGUNDO RELATO Original de Adolfo Akairagdóu Traducción de Florentina Abigyá Una v1eJa ahogó a un niño, agarrándolo por el pescuezo, y se lo comió. Comió a un niñito y le supo bueno. El hijo de ella se fue de cacería. La mamá se fue a buscar yuca y dejó a su niñito con la abue– lita. La viejecita mató al niño y lo asó. El hijo llegó de la cacería y la viejecita le dijo: «Come de esta carne que tengo preparada». Pero él pensó: «Este es mi niño». Le dio tristeza. La mamá le dijo al es– poso: «He dejado al niño con la abuelita y lo ha matado». Entonces el hijo dijo: «Nuestro niño era bonito, lindo, y nos lo ha matado». La viejecita le dijo: «Comed, que está sabroso». La vieja se lo comía gustosa. Al día siguiente comió otra parte del niño. Lo tenía ahuma– do. El papá pensó matar a la viejecita: «¿ Cómo la mataré yo? Lo haré no con humo de ají, sino con fuego». Engañó a la vieja, man– dándola a buscar yuca al conuco con su esposa. Le puso dos palos al lado del conuco. Encima puso un poquito de leña. La mamá le dijo a la viejecita: «Pase Ud. por aquí abajo. Como lo he hecho yo». 361

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