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en la que van disminuyendo paulatinamente el área barí y su pobla– ción 25 • 6." 1960-hasta nuestros días: El 25 de mayo de 1943 se erige canónicamente el Vicariato Apostólico de Machiques, entregado a los PP. Capuchinos de Castilla (Espafia). Una de sus primeras intenciones fue la de adentrarse en territorio cercano al barí, como sitio de avan– zadilla. Así, el 2 de octubre de 1946 fundan el Centro Misional Los Angeles del Tukuku con la finalidad de atender a los indígenas yukpa, al mismo tiempo que vivir en las inmediaciones del territorio barí con el objeto de preparar la campaña para acercarse a ellos definitivamente. El día 20 de mayo de 1947 comienza la campaña aérea de paci– ficación con el lema «Dádivas quebrantan peñas» 26 • Por fin, el día 22 de julio de 1960 se logra el tan ansiado contacto definitivo, por heli– cóptero y por tierra, en territorio venezolano n. 25. Para este período pueden consultarse de modo especial: A. de AL– CÁCER, Et indio motilón ..., 28; A. de VrLLAMAÑÁN, ¿Los motilones invaden o sort invadidos?, en Ven.Mis. 23 (1961) 276-277; A. R. PoNs:ÜTROS, a. c., 17 ss.; St. BECKERMAN, a. c., 304-319. En este período se hace una indiscriminada penetra– ción por parte de los hacendados, que invaden por la fuerza el territorio barí. Es este sector de la sociedad criolla el que ha agredido con más virulencia a los barí, despojándo– les de una parte significativa de su territorio. En la conciencia histórica de los barí subsiste aún viva la agresión física y hasta los nombres de algunos hacendados que la pro– tagonizaron. Cf. M. de MATACHANA, ¡Salvajes! ¿Ellos o nosotros?, «Epla». Col. Protes– ta 11, Caracas, s. a. 26. Para esta etapa, puede consultarse, principalmente, al iniciador de esta campa– ña, C. de ARMELLADA, Los motilones..., 55-83. ID., Resultados Científicos de la Campaña Pro-Pacificación de los Motilones, en Ven.Mis. 10 (1948) 353-357. ID., Los Capuchinos en– traron a la religión de los motilones, en Ven.Mis. 42 (1980) 226-227. 27. Sobre este contacto definitivo existe una bibliografía abundante. Entre los múl– tiples estudios y notas en los que se narra directamente este acontecimiento, pueden con– sultarse los siguientes: A. de VILLAMAÑÁN, Los motilones. Descubierta nueva tribu, en Ven.Mis. 22 (1960) 225-229; ID., Los misioneros capuchinos establecen contacto con los mo– tilones, en Ven.Mis. 22 (1960) 230-235; ID., Primeros días de amistosa convivencia de los misioneros en los bohíos motilones, en Ven.Mis. 22 (1960) 257-261. 291-298. 321-327; ID., Primeros contactos con los motilones de Lora y Río de Oro, en Ven.Mis. 23 (1961) 79-83; ID., Una expedición que pudo ser trágica, en Ven.Mis. 23 (1961) 246-249; ID., Los barfruentan su historia, en Ven.Mis. 42 (1980) 27-30. 42-47. 82-86. 106-111. Estos artícu– los son interesantes para comprender cómo los mismos barí narran su propia historia, par– ticularmente a partir de su pacificación definitiva; ID., Los Barí. 25 años de Paz, Libertad y Progreso, en Ven.Mis. 46 (1985) 256-261; 47 (1986) 18-25. En su visita a los barí des– pués de 25 años recuerda, junto a ellos, la entrada y el avance en estos 25 años; ID., Vein– ticinco años entre los indios Motilones de Venezuela, en Vida Religiosa 61 (1986) 341-344; ID., Hace 25 años. Encuentro amistoso con los motilones, en SIC 49 (1986) 445-448; P. de SANTELOS, Tres horas con los motilones. Los misioneros capuchinos pacifican por fin a los motilones, en Ven.Mis. 22 (1960) 262-264; R. de RENEDO, Llegamos por aireg por tierra a los «bravos motilones» y nos quedamos con ellos, en Ven.Mis. 22 (1960) 298-30r 3p 1 i 1 1

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