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sol. El barí que estaba de mala salud, estaba llorando por lo corona. Pero se puso la corona con dos plumas solamente e iluminó lo su– ficiente. Los demás barí quedaron asombrados de él y, sorprendi– dos, rápidamente le dijeron: «¿ Cómo lo hiciste?». Y les contestó: «Vosotros mismos me habéis regañado; pero siempre lo he hecho con dos plumas». Unos y otros dijeron: « ¡Qué milagro ha hecho! Nosotros, ¿por qué no lo hicimos?». Y contestaron en voz bajita: «El debe tener algún defecto. Creemos que debemos hacer la luna. Y en– tonces le podríamos regalar a él para que así gocemos de su ilumi– nación». Así nos cuenta la historia antigua de ril:andóu, del sol. El que estaba de mala saluii agarró un palo blanco. Se puso la corona y empezó a lucir. Los barí que gozaban de buena salud, no ilumina– ron la corona. ril:andóu, mientras tanto, siguió andando con el palo blanco. ril:andóu dijo a los sanos de salud: «Miradme a mí, a ver si hago el sol». Poco a poco se iba poniendo la corona. De nuevo se quitaba la corona. Iluminaba rápido y se oscurecía. Los demás barí se quedaron sorprendidos. El que iba a ser el sol, de nuevo se puso la corona, pero no iluminó tan rápido, porque se iba poniendo la co– rona poco a poco; hasta que se puso la corona del todo e iluminó fuerte, con plena luz. El se acomodó bien la corona. ril:andóu había sido documentado por Sabaseba de que tardaría en lucir hasta que se pusiese la corona por completo. Antiguamente, los barí no trabajaban porque estaba oscuro. Para hacer sus necesidades, estaba oscuro y tenían miedo hasta para ha– cer pipí. .til:andóu, que estaba de mala salud, hizo el sol. Mientras que los que gozaban de buena salud, no lucieron. Así nos cuentan los anti– guos. El que iba a ser el sol les dijo: «A ver si puedo hacer el sol». Como él se puso la corona un poco más anchita, sale el sol más gran– de. Y así fo vemos en el cielo durante el día un poco más grande. Así nos lo contaron antiguamente que sucedía. Sabaseba le encargó a ril:andóu: «Nosotros daremos la vuelta juntos. Así harás tu viajes por el cielo. Así se hará y así se ocultará el sol». Esto es lo que nos contaron sobre la historia de ril:andóu. Seguirá dando vueltas; y de nuevo nacerá el sol. Ellos mismos nos lo transmitieron así. Así lo explicó Sabaseba: «Cada uno de vosotros haréis vuestros trabajos. Uno hará de sol. Otro quedará dueño del pescado. Otro se encargará de enseñar a los demás barí estas cosas». Kariká agarró una corteza del árbol que había cortado y la tiró hacia el agua. Sabaseba explica a Kokéba: «Echa la corteza de árbol y mira lo que va a salir de allí». Era pescado de lo que había echado. Primero sale el caimán. De las distintas capas de la corteza salen bagre, ballenas y otros grandes animales acuáticos, todas las clases de pescado. Así lo mandó Sabaseba: «De la parte de la corteza del árbol multiplicarás los animales, como caimán, babilla (caimán pe– queño) y más clases de pescado». Así lo explicó Sabaseba. Este fue el último mensaje y recomendación que Sabaseba le dio a Kokébadóu: « Ya te lo he explicado. Tú mismo lo sabrás y tú mismo harás de 340

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