BCCCAP00000000000000000001213

nuestro v1aJe por debajo tierra». Donde nace el sol, se pone la con,– na y desde allí empieza a caminar durante el día. «Al atardecer se– guimos nuestro viaje II!,áS rápido, para que no sea la noche tan larga como el día». En la mañana, recién llegados, empiezan a des– ayunar. Y las esposas también se ponen a comer con ellos. Sin dor– mir constantemente, hacen su viaje corrido. «Si nosotros nos hubié– ramos dormido, no habría sol. El día estaría como la noche». Los barí dicen que, como ellos mismos dijeron, no descansan nun– ca. Hacen siempre e! recorrido. Donde casi nace el sol, comienza a iluminar el sol. Como Sabaseba mismo había dicho, iban a iluminar desde el cielo hacia la tierra. Cuando ya está más alto, comienza a iluminar más fuerte. «Vos– otros vais a quedar para. siempre juntos. Nosotros seguiremos siem– pre dando vueltas, Ñandóu y yo». Ellos se ocultan y empiezan a ha– cer su viaje rápidos para llegar pronto donde nace el sol. «Yo segui– ré trabajando siempre para vosotros», les dice Sabaseba. Ñandóu con su esposa anda caminando y también Sabaseba. Si da a luz la mujer de Ñandóu, comienza a caminar despacio, no tan rápido. La mujer camina despacio y l\landóu aminora el paso. Al atardecer, le obliga a la esposa que camine más rápido. Al ocul– tarse el sol, se quita la corona y comienza la noche. A continuación se detienen a comer. Le dijo Sabaseba: «Nosotros seguiremos ilumi– nando como nosotros lo hemos prometido para siempre. Vosotros os quedaréis para siempre aquí y nosotros seguiremos iluminando. Vos– otros nunca marcharéis a otros sitios». Les dijo Sabaseba: «Quedaos ahí mismo». El pescador, Kokéba, seguirá caminando junto con .nosotros, para que se quede donde sale el sol para siempre, y luego para que eche los pescados hacia lc•s ríos y los mares. Donde nosotros hemos tum– bado, quedará Kokébadóu siendo un buen pescador, para que eche los pescados hacia los barí. «Tú te vas a quedar para siempre aquí», le dice Sabaseba a Kokébadóu. Les echarás bocachico, sardinas y otras clases más y vas, a la vez, a quedarte para siempre. Ven a vivir aquí para que eches los pescados donde nace el sol». Le dijo Saba– seba a Kokeba: «Tú no vas a marchar a ningún sitio, porque eres un buen pescador, y vas a echar pescado hacia los barí. Tú te vas a meter en la profundidad, donde tiene la base el mar, con un palo de color blanco para que el pescado vaya huyendo hacia arriba. Tú no te irás de aquí. Tú no vas a hacer nada aquí donde están los barí; sino que vete a donde nace el sol, para que suban los pescados. Tú te ocuparás de ese t::-abajo para que seas un gran dueño de los pes– cados». Sabaseba le dijo a Kokébadóu: «No vas a trasladarte a otro si– tio, sino métete dentro del mar y echa los pescados hacia arriba». Sabaseba se quedó mirando a Kokébadóu y Kokébadóu empezó a caminar dentro del :nar, con un palo blanco para que subiesen los pescados. Y luego Sabaseba se quedó observando los pescados. Sa– baseba le dijo a Kokébadóu: « ¡Qué bien van pasando los pescados 333

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz