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después, se marcha para siempre hacia donde sale el sol. Al principio no descansaban. Constantemente viajaban, les traían comida a barí y continuaban su viaje durante el que comían. Tumbaron el árbol, y se marcharon, comiendo en el camino. Ñandóu iba primero y Sabaseba seguía detrás de él. Desde el mismo sitio, caminaban en la misma dirección y llegaban al mismo punto siempre. Ñandóu iba primero. Ellos dos comían durante el camino sin descansar. Después, las familias de ambos les acompañaron a ellos. La mamá de Sabaseba y la mamá de Ñandóu. Los hijos de Saba– seba eran tres. Sabaseba y su papá y su familia se marcharon al cie– lo, hacia donde sale el sol. Ñandóu le dijo a Sabaseba: «Vente tú también y me ayudas a iluminar la tierra, como tú mismo lo dijiste a los barí al principio. Nosotros dos vamos a estar juntos durante el día y la noche». El hijo mayor de Sabaseba preparaba los alimentos para su padre. Ellos mismos salían siempre del mismo sitio y llegaban al mismo punto. Cuando se ocultaba el sol, los hijos le daban comida a su padre y los hijos le buscaban los alimentos, como pescados: toda clase de pescado. Llegaba después su padre y se sentaba a comer. Les coci– naron las hijas de Ñandóu. Llegó Sabaseba y se puso a comer. Como él mismo había dicho, iba a hacer sus viajes sin pararse. Como él mismo había dicho: «Voy a salir desde donde sale el sol hasta donde se oculta el sol». Durante la noche, pasa debajo de la tierra y llega donde nace el sol con Ñandóu. Al llegar casi a donde sale el sol, sale como iluminado por la ma– ñana. Cuando comienza a despertar el sol, se ve como rojizo y es señal de que vienen ya Sabaseba y Ñandóu. Al salir Ñandóu, de nue– vo se pone la corona. Sabaseba no se aleja nunca de Ñandóu. Nunca deja solo ir a Ñandóu. Siempre le acompaña Sabaseba. El mismo hace como él mismo lo dijo a los barí: que no caminaría siempre, sino sólo por el día, para iluminarlos y para que descansen durante la noche. Ñandóu y Sabaseba dijeron a los barí: «Durante la noche damos la vuelta por debajo la tierra». Al nacer el sol, de nuevo se pone la corona, como ellos mismos dijeron. Sabaseba acom– paña siempre a Ñandóu. «Durante la noche nosotros dos iremos jun– tos por debajo de la tierra y saldremos de nuevo por donde sale el sol». Donde se oculta el sol, ellos empiezan a comer. Ñandóu y Sa– baseba empezaron a comer donde se oculta el sol. Como ellos mismos dijeron, no iban a descansar, sino que seguirían haciendo sus VIaJes. Sabaseba dijo a los barí: «Si hubiera dormido Ñandóu, no habría sol durante el día; sino que todito sería como la noche». Le dijo Sabaseba a Ñandóu: «Sigamos el viaje constantemente co– mo nosotros lo hemos prometido a los barí». Le dice a Ñandóu: «No durmamos en el día sino en la noche. Sigamos nuestro viaje. Si nos– otros nos quedamos dormidos, no podríamos hacerlo de esta forma: no podrían trabajar ellos durante el día». Sabaseba y Ñandóu, como ellos mismos dijeron, iban a hacer sus viajes constantemente. Saldremos, y, al ocultarse el sol, haremos 332

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