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Las causas de esta situac1on penosa eran muy variadas. Sus mismas condiciones materiales las provocaban y favorecían. El interior del bohío, si bien resultaba propicio contra el calor tropical y les defendía de posibles ataques de animales de la selva, proporcionaba, por otra parte, situaciones favorables a incubaciones de ciertas enfermedades y a su natural contagio entre los miembros del grupo que lo habitaban. Verificada la pacificación definitiva de los barí, se iniciaron inme– diatamente los debidos reconocimientos médicos. La Comisión de Es– tudios de Patología Regional, dependiente de la Universidad del Zulia, bajo la dirección del Dr. Adolfo Pons, y algunos otros, nos ofrecieron un muestrario bastante exacto de la situación real patológica. Las en– fermedades que aparecían con más frecuencia eran las siguientes: pa– ludismo, con sus manifestaciones tan características y que con tanto detalle aparecen en los mitos y tradiciones barí, como escalofríos, he– morragias, afecciones intestinales ... , gastroenteritis, bronquitis y otras enfermedades pulmonares, frecuentes casos de parasitismo, conjuntivi– tis crónicas, ceguera, anquilostomiasis, carate, leishmaniasis y algunos casos, del mal de Hansen o lepra ... 115 • percatarnos del sentido profundo que manifiestan interiormente estos hechos, narrados con sencillez por parte de los ancianos. 115. Para un estudio más detenido de este tema, cf. A. BoRJAS ROMERO, Una visita a los indios motilones, en Ven.Mis. 22 (1960) 315-318; Numerosos indios motilones afectados del mal de lepra, en Ven.Mis. 22 (1960) 319-320; A . de VILLAMAÑÁN, Primeros días de amistosa co11vivencia con los motilones, en Ven.Mis. 22 (1960) 321; ID., Los motilones enfermos, en Ven.Mis. 23 (1961) 321; A. de ALCÁCER, Los barí. .., 88-90; A. R. PoNS-ÜTROS, a. c., 53 ss.; M. GoNZÁLEZ C., Los indios motilones y sus costumbres, en Ven.Mis. 32 (1970) 370-371. A pesar del cuadro deprimente de esta situación, el pueblo barí ha sido re– sistente en medio de la selva, como lo prueba su misma conservación y sus ca– racterísticas psicosomáticas a las que hemos hecho referencia antes. Para exa– minar cuáles eran las enfermedades más temidas por los barí, basta analizar en sus mitos los castigos que Sabaseba promete a los incumplidores de sus pre– ceptos. Ya hemos hecho alusión parcial a ello. La afecciones pulmonares se ex– plican, en gran medida, según los que convivieron con ellos, por el contraste que experimentaban entre el clima del bohío -tenían costumbre de acercarse bastante al fuego para calentarse- y el ambiente de fuera en circunstancias de tiempo de lluvia. La conjuntivitis parece explicarse, en gran medida, debido a la CO$tumbre de arrancarse completamente las cejas y pestañas. Con relativa frecuencia se hacían brechas en la frente con material cortante, con el objeto de luchar contra los dolores fuertes de cabeza, sangrando. Lo más notable para los que realizaron los estudios primeros de reconocimiento médico fue la exis– tencia de la lepra entre ellos, particularmente en mujeres, por ser extraña en las tribus indígenas americanas. Para estas apreciaciones, cf. la bibliografía in– dicada en esta misma nota. Se observaron también ciertas anomalías de cojera 112
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