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LA REFORMA DE LAS CLARISAS CAPUCHINAS En los siglos XV y XVI se produjo un vivo deseo de renovación y reforma dentro del seno de todo el Movimiento Franciscano. Había un anhelo de volver a ser más fieles al espíritu de San Francisco y de Santa Clara. Así surgieron varias ramas reformadoras tanto en la Pri– mera Orden de San Francisco como en la Segunda Orden, en que las monjas clarisas se habían extendido ya por todo el mundo cristiano. El origen de la reforma de las Clarisas Capuchinas nos lo cuenta el historiador capuchino P. Lázaro Iriarte en su libro "Historia Francisca– na". Nacieron bajo la expansión y apoyo de los franciscanos capuchi– nos. En la ciudad italiana de Nápoles ejercía su apostolado caritativo y espiritual la noble dama catalana María Lorenza Longo, fundadora del hospital de incurables, para cuyo servicio había formado una comuni– dad de terciarias franciscanas. Al llegar los capuchinos en 1529 fueron a hospedarse en el hospi– tal. La dama les confiió la dirección espiritual de esta comunidad. En el año 1533 esta dirección quedó en manos de San Cayetano de Thiene, fundador de los religiosos Teatinos, que imprimió al grupo una orientación marcadamente contemplativa. Además obtuvo de Roma en 1535 la aprobación canónica bajo el nombre de Hermanas Franciscanas de la Tercera Orden. Y ya el mismo año, María Lorenza adoptaba para sus monjas la clausura rigurosa. En 1538 el mismo San.eayetano las puso bajo el cuidado de los Capuchinos, cuyo género de vida estaba influyendo mucho en el espí– ritu de esta nueva fundación. Finalmente, un Breve de Paulo III de 10 de dieciembre de 1538 confirmaba en forma definitiva la erección del monasterio bajo la -83-
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