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La mejor manera de celebrar el acontecimiento fue la celebración de la misa con solemnidad y música, ocupando la cátedra el P. Fran– cisco Collantes, Superior del convento de Calatayud. Las Religiosas estuvieron delante del Altar Mayor, y finalizada la celebración, fueron conducidas a la casa de Don Martín Hernando. En este domicilio par– ticular comenzaron las Hermanas a vivir comunitariamente bajo la Regla de Santa Clara. Allí permanecieron por espacio de cinco año, hasta la inauguración del nuevo monasterio. Por la tarde de este primer día en Báguena, visitaron el sitio del nuevo monasterio, acompañadas de algunos Franciscanos. Y al día siguiente, un grupo de fieles acompañó a las monjas de nuevo a la iglesia parroquial, para proceder al traslado del Santísimo Sacramento hasta la casa que tenía dispuesta y preparada la Comunidad. En este lugar se celebró la misa con predicación a cargo del P. Juan Barra. La humilde vivienda tenía lo más esencial: El sagrario, el coro y la clau– sura... Y como dice la cronista, "allí se encerraron"... Se les asignó como confesor al P. Juan Diest, Superior del convento de Monlora. 2. Multiplicación prodigiosa de Vocaciones Aquel grupito de Hermanas Clarisas se consideraban indignas de haber sido designadas para ser las Fundadoras, pero pusieron toda su confianza en la divina providencia. Dirá atinadamente la cronista: "Dejaron a Dios en el monasterio de Jerusalén de Zaragoza, y sin perderle de vista, lo hallaron en San Valentín de Báguena". De algún modo, la santidad contagia, subyuga y seduce en el mejor sentido de la palabra. El influjo de sus virtudes pronto se dejó sentir en torno a las Fundadoras. En menos de cinco años que estuvie– ron encerradas en aquella Casa, fueron 36 las jóvenes que solicitaron ingresar en la naciente Comunidad. En un ambiente de austeridad y pobreza vivían fieles al carisma franciscano. Sabían que las horas supremas de renuncia eran también las horas supremas de la perfecta alegría. Y la alegría es eminentemente contagiosa. 3. Inauguración del nuevo Monasterio Llegó el día tan ansiado: El traslado al nuevo monasterio. Fue el 22 de mayo de 1617, domingo de la Santísima Trinidad. Con gran -57-
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